Cartas al director

Esperanzas soviéticas

La antigua costumbre de sacralizar una idea política en pro de una minoría prepotente ha quedado patente una vez más en el abortado golpe del militarismo soviético.Un fanatismo partidista apoyado en la razón de la fuerza ha chocado de nuevo con el patriotismo ciudadano armado con la fuerza de la razón.

El hombre de la perestroika, identificado con la intelligentsia de su pueblo, ha salido de la dacha más saludable y decidido a realizar su programa sociopolítico con el apoyo unánime de las naciones libres y de todo su pueblo.

Ahora es el momento de la l...

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La antigua costumbre de sacralizar una idea política en pro de una minoría prepotente ha quedado patente una vez más en el abortado golpe del militarismo soviético.Un fanatismo partidista apoyado en la razón de la fuerza ha chocado de nuevo con el patriotismo ciudadano armado con la fuerza de la razón.

El hombre de la perestroika, identificado con la intelligentsia de su pueblo, ha salido de la dacha más saludable y decidido a realizar su programa sociopolítico con el apoyo unánime de las naciones libres y de todo su pueblo.

Ahora es el momento de la libertad sin cadenas de cada individuo y de la total libertad de expresión, y es la hora del imperio de la ley, que conduzca a las gentes por el camino de la igualdad y la equidad.

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Y hay que dar una sonora ovación al superhombre que, montado en un carro de combate, llama al pueblo contra los golpistas y toma exaltado el timón de" Titanic, sortea el iceberg y mantiene viva la esperanza de una nación que se hundía.

Estas imágenes inolvidables son hitos históricos de la humanidad por su proyección hacia un futuro prometedor. Hoy el pueblo, salvado de una ruina política, demanda impaciente su reconstrucción económica con nivel de vida equiparable al de sus vecinos y hermanos continentales, que no permitirán que esa angustiosa llamada de ayuda quede desatendida.-

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