Cartas al director

Ser un hombre

Los libros son transmisores de cultura. Bueno, depende... En el .sentido antropológico del término, todos los libros son fenómenos culturales: desde un tratado sobre jardinería hasta un estudio pormenorizado acerca de dónde y cuándo resultan más eficazmente mortíferas las armas químicas. Sin embargo, cuando hablamos de cultura en su sentido humanístico, es posible clasificar los libros por su aportación a la humanidad, a la cultura.Así, en el caso concreto del novedoso libelo titulado Todos los hombres son unos cerdos y merecen la muerte (Barcelona, Ediciones Grijalbo, 199...

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Los libros son transmisores de cultura. Bueno, depende... En el .sentido antropológico del término, todos los libros son fenómenos culturales: desde un tratado sobre jardinería hasta un estudio pormenorizado acerca de dónde y cuándo resultan más eficazmente mortíferas las armas químicas. Sin embargo, cuando hablamos de cultura en su sentido humanístico, es posible clasificar los libros por su aportación a la humanidad, a la cultura.Así, en el caso concreto del novedoso libelo titulado Todos los hombres son unos cerdos y merecen la muerte (Barcelona, Ediciones Grijalbo, 1991), me permito decir que, humanísticamente hablando, es de una pobreza cultural alarmante.

Ya sé, ya sé que está de moda y vende mucho decir esas tonterías. Pero uno se da cuenta de que esa ideología es algo más que una broma cuando, en medios como su propio periódico y su revista semanal, por no hablar de otros exitosos libros de similar calibre al antes citado, así como en los medios de comunicación audiovisual, se lanzan constantemente lindezas del tipo de: "las mujeres son más listas" -lo dicen incluso los hombres (¡)-, "los hombres son unos inútiles", etcétera.

El problema está en que estos asuntos no se tratan nunca con el mínimo de seriedad exigible y, por tanto, lo que es broma se convierte en la única ideología existente. De este modo, esa ideología llega a tomarse en serio hasta el punto que uno tiene que leer (EL PAÍS, Revista de prensa, 5 de agosto de 1991) un resumen de un artículo publicado en Panorama (Milán, 4 de agosto) en el que se plantea la siguiente pregunta: "¿Quién tiene hoy valor para afrmar sin vergüenza: 'Soy un hombre y me enorgullezco de serlo?', Frase que, pronunciada en femenino, consigue sonoros aplausos de aprobación". Por mi parte, tras dar a la ideología imperante el valor que me merece, sólo puedo contestarle al autor de la pregunta, Gian Franco Vené, que yo mismo soy capaz de estar orgulloso de ser lo que soy: un hombre. Y, además, estoy dispuesto a demostrar a quien lo desee que no tengo motivos para avergonzarme.-

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