Tribuna:

Los sonetos de Shakespeare

Las selectivas posiciones del jueves se convirtieron ayer en caídas que sólo se vieron frenadas por la inactividad general. El papel sigue una estrategia inteligente porque la presión de la oferta comprueba permanentemente las disponibilidades líquidas del mercado antes de colocar importantes cantidades a la venta. Abundan las posiciones de cobertura en corto en previsión de lo que pueda venir, y ante tanta inestabilidad nadie asume riesgos. La audacia es mala consejera.Bernard Barug, un economista norteamericano muy implicado en diferentes administraciones estadounidenses después de la I Guer...

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Las selectivas posiciones del jueves se convirtieron ayer en caídas que sólo se vieron frenadas por la inactividad general. El papel sigue una estrategia inteligente porque la presión de la oferta comprueba permanentemente las disponibilidades líquidas del mercado antes de colocar importantes cantidades a la venta. Abundan las posiciones de cobertura en corto en previsión de lo que pueda venir, y ante tanta inestabilidad nadie asume riesgos. La audacia es mala consejera.Bernard Barug, un economista norteamericano muy implicado en diferentes administraciones estadounidenses después de la I Guerra, invitó personalmente a Winston Churchill a conocer el ambiente de Wall Street. Faltaban pocas fechas para el mayor crash bursátil de la historia, pero el político, atrapado por la fiebre de los bolsistas, decidió invertir hasta perder la camisa. Barug, mago de las finanzas y fanático de los sonetos de Shakespeare, lo explicaba a modo de ejemplo, como reflejan las crónicas sobre este complejo personaje relacionado con la política, la Universidad y el mundo de la inversión en la época de su salvaje esplendor liberal. La lección de Barug es que la inteligencia y la audacia pueden ser el peor enemigo en momentos de goteo.

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