Cartas al director

Fango

Esta vez pensaba que no habría barricadas, ni autobuses quemados, ni manifestaciones. Creía que incluso a un colectivo tan abyecto podría parecerle obsceno exhibir públicamente su solidaridad con dos matarifes que poco tiempo antes habían mostrado el gran dominio que tenían de su oficio. Todo parecía indicar, con la carnicería tan reciente, que se limitarían a llorar a sus dos muertos sin aparatosidad ni vandalismo, sin sacar a nadie a la calle. Pero estaba equivocado.Ahora no me extrañaría que a los concejales batasunís de Gernika se les hubiera ocurrido proponer que la capilla ardient...

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Esta vez pensaba que no habría barricadas, ni autobuses quemados, ni manifestaciones. Creía que incluso a un colectivo tan abyecto podría parecerle obsceno exhibir públicamente su solidaridad con dos matarifes que poco tiempo antes habían mostrado el gran dominio que tenían de su oficio. Todo parecía indicar, con la carnicería tan reciente, que se limitarían a llorar a sus dos muertos sin aparatosidad ni vandalismo, sin sacar a nadie a la calle. Pero estaba equivocado.Ahora no me extrañaría que a los concejales batasunís de Gernika se les hubiera ocurrido proponer que la capilla ardiente del nuevo caído por la patria se instalara en el Ayuntamiento o que Monteagudo fuera declarado hijo adoptivo de la villa, y Erezuma, hijo predilecto. ¿Habrán sacado también los chistus, los tamboriles y a los dantzaris? Menudo séquito llevaría el pobre difunto. Sólo hubiera faltado que la procesión, vista desde el aire, tuviera forma de araña o de insecto para parecer sacada de una película apócrifa de Berlanga y Azcona que sostuviera la tesis de que los fundamentalistas batasunís son un pavoroso vestigio, un macabro poso de la más negra de las Españas.

Ahí están otra vez, dándole la vuelta a los hechos, moldeándolos a su gusto para rentabilizarlos políticamente, o justificarse, tan escépticos e hipercríticos por un lado y tan obedientes por otro (ya saben, nada de caer en repulsas fáciles), sosteniendo eslóganes de siempre cada vez más destinados al autoconsumo, porque hace ya tiempo que estos feriantes tan fulleros son incapaces de vender un burro más allá del fango en que nadan.

¿Pero de quién habrá sido la idea de decir eso de que han muerto defendiendo la libertad? ¿Tendría valor de suscribirlo aquel que hace varios años vio una muestra de madurez política en el hecho de que ETA se arrepintiera de haber bombardeado con sucedáneo de napalm unos grandes almacenes?, ¿y el miembro frustrado del grupo Arcoi-ris?, ¿y los que se han retirado o han sido retirados tan discretamente?- Rafael Cerrillo.

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