Tribuna:

En las oficinas Rothischild

Cada día, poco antes de la once de mañana y a las tres en punto de la tarde, las cinco firmas más poderosas del mundo en los mercados de metales preciosos deciden el precio del oro con respecto al dólar y se produce en cascada la relación con el resto de las divisas en función del fixing de cada banco central. La ceremonia se repite rutinariamente dos veces al día en las oficinas del grupo Rothschild en Londres con la participación de los Goldsmit, Mattley o Mantagu, los grandes del planeta en los mercados de metales preciosos. Estos señores no deciden un precio obligado -porque el merc...

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Cada día, poco antes de la once de mañana y a las tres en punto de la tarde, las cinco firmas más poderosas del mundo en los mercados de metales preciosos deciden el precio del oro con respecto al dólar y se produce en cascada la relación con el resto de las divisas en función del fixing de cada banco central. La ceremonia se repite rutinariamente dos veces al día en las oficinas del grupo Rothschild en Londres con la participación de los Goldsmit, Mattley o Mantagu, los grandes del planeta en los mercados de metales preciosos. Estos señores no deciden un precio obligado -porque el mercado es libre-, sino un precio de referencia a partir del cual se va canalizando, por arriba o por abajo, la senda de las cotizaciones.En las bolsas, y menos en las españolas, parece imposible analizar el mercado a partir de los precios de referencia porque aunque los indicadores monetarios sirven de orientación, los mercados de valores siguen ahora mismo ritmos de dificil explicación. El temor a tomar excesivos riesgos sigue siendo la nota destacada, pero en esta inseguridad aparente se abren paso los más bragados al murmullo de "esto ya lo he visto yo antes". Hay firmeza en los cambios y temor a dejarse llevar por los fáciles arrebatos.

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