Cartas al director

Un monumento al pasodoble

"Marcha militar a cuyo compás puede llevar la tropa el paso ordinario". Así de sencillo se define el pasodoble en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Lleva la modestia de las grandes cosas de este mundo. Nació en la milicia y lleva en sus genes la nostalgia del soldado. Pasó inmediatamente al pueblo y se confundió con él en un abrazo..., el abrazo de la pareja cuando lo baila. Es un caracoleo de sonidos con la mariposa de las castañuelas que revolotea entre sus notas musicales. Adormece a veces y te provoca y exalta en otras. Es algo así como el perfume del campo en prima...

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"Marcha militar a cuyo compás puede llevar la tropa el paso ordinario". Así de sencillo se define el pasodoble en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Lleva la modestia de las grandes cosas de este mundo. Nació en la milicia y lleva en sus genes la nostalgia del soldado. Pasó inmediatamente al pueblo y se confundió con él en un abrazo..., el abrazo de la pareja cuando lo baila. Es un caracoleo de sonidos con la mariposa de las castañuelas que revolotea entre sus notas musicales. Adormece a veces y te provoca y exalta en otras. Es algo así como el perfume del campo en primavera. Por eso, sus notas suenan mejor en la arboleda. En ese Campo del Moro, ante la presencia de la belleza arquitectónica del palacio, testigo de grandes reyes, se rinden en las notas humildes del pasodoble.Si hubo notas musicales que calaron tan profundamente en el pueblo no fueron otras que las del pasodoble. Lleva la nostalgia de las grandes hazañas y victorias del soldado español.

En las festividades de estos días estamos asistiendo a un entrañable homenaje al pasodoble en el Campo del Moro, denominado III Ciclo Primavera Musical en Palacio, interpretados por la banda sinfónica de la Unidad de Música de la Guardia Real, dirigida por el comandante Francisco Grau Vegara, con la bonanza de un tiempo que juega su papel en nubes que hacen esconder y aparecer el sol en un juego de luces y colores en las hojas de los árboles centenarios del lugar, covirtiéndose en un maravilloso espectáculo natural de luz, color y sonido.

Es un merecido homenaje que se va. Y, ¿por qué no el homenaje de un monumento? La pieza musical que tantas; cosas hace evocar al ciudadano español. Que está presente en todos los actos públicos del pueblo; corridas de toros, bailes y marchas militares. En el pasodoble se fusiona y se entiende lo civil y lo militar. No existe otra pieza musical en la que los dos Órdenes se entrelacen tan armónicamente como en un pasodoble. Desde aquí propongo a las fuerzas sociales de pueblos y ciudades que alguien, por una vez, se decida a erigir un monumento al pasodoble. No tendrán detractores. Pongamos, pues, la primera piedra a esa pieza musical y, una vez levantado el merecido monumento al pasodoble, el pueblo español exclamará... ¡y olé!- Miguel Monedero.

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