Cartas al director

Mal trato empresarial

He leído con mucho interés la carta de Héctor. (véase EL PAÍS de 14 de abril) y deseo que se publique esta contestación para[PP] Pasa a la página siguiente

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darle alguna satisfacción al nuevo hombre, que es, sin duda, el muchacho que ha empezado a ver el mundo sin tanto color de rosa.Querido Héctor, lamento tus desgracias, tus sufrimientos, la enfermedad de tu abuelo y las penas que a todos os rodean. Pero lo que más lamento es lo que tú dices con eufemismo, 1e han tratado muy injustarnente". La gente no comprende ese grito desgarrador tuyo, y si...

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He leído con mucho interés la carta de Héctor. (véase EL PAÍS de 14 de abril) y deseo que se publique esta contestación para[PP] Pasa a la página siguiente

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darle alguna satisfacción al nuevo hombre, que es, sin duda, el muchacho que ha empezado a ver el mundo sin tanto color de rosa.Querido Héctor, lamento tus desgracias, tus sufrimientos, la enfermedad de tu abuelo y las penas que a todos os rodean. Pero lo que más lamento es lo que tú dices con eufemismo, 1e han tratado muy injustarnente". La gente no comprende ese grito desgarrador tuyo, y si lo comprende, no le da valor alguno, o muy poco. Porque hay problemas tan graves y horrendos en el mundo que no se considera "como muy importante" el maltrato en la empresa. Quisiera consolarte a ti, y a tu madre también, pero sobre todo a tu padre, que es la víctima, el sufriente día a día de los constantes crímenes que se cometen por personajillos sin valía, elevados muy por encima de sus aptitudes, quizá por su memez leal a otros memos leales que forman la imparable cadena de muchas empresas (preferentemente grandes) e incluso de la Administración. Tengo 61 años y llevo sufriendo la marginación en mi empresa desde el día de los Santos Inocentes de 1967 ... Todo por negarme a renunciar a mi derecho a la categoría de jefe de cuarta que el 5º convenio colectivo de ahorro me otorgaba. Desde entonces no he vuelto a ascender, aunque he realizado cosas importantes y tengo titulaciones de sobra. Es más, a mis hijos, quehan trabajado en mi empresa, les ha ido muy mal (los memos leales siguen ensañándose con las siguientes generaciones).

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Mi consejo a tu padre, querido Héctor, es que, una vez recuperado de su infarto, se busque otra colocación. Esa empresa no le merece. Si yo hubiese recibido un consejo a tiempo habría sido más feliz y no seguiría padeciendo marginación en una caja de ahorros que tiene el título de empresa modelo.

Muchas veces he estado tentado de iniciar la asociación de marginados y perseguidos en la empresa, pero creo que no interesa a casi nadie.- Juan Miguel Sánchez.

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