Tribuna:

El sentido del riesgo

Una forma de medir la liquidez de un mercado bursátil es establecer la relación entre el volumen de contratación y el nivel de capitalización, un cociente que, según señalan las estadísticas, empobrece la Bolsa española (22%) y la aproxima a los bajísimos niveles de Bélgica (20%), Suecia (21%) y Australia (19%), muy lejos de Alemania (1 56%) o Suiza (140%). Este índice de liquidez sirve para medir además la velocidad de rotación del dinero en los mercados de acciones, que en estos momentos vuelve a ser alarmantemente baja en España.La Bolsa vive un compás de espera fuera de todo pronóstico. El...

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Una forma de medir la liquidez de un mercado bursátil es establecer la relación entre el volumen de contratación y el nivel de capitalización, un cociente que, según señalan las estadísticas, empobrece la Bolsa española (22%) y la aproxima a los bajísimos niveles de Bélgica (20%), Suecia (21%) y Australia (19%), muy lejos de Alemania (1 56%) o Suiza (140%). Este índice de liquidez sirve para medir además la velocidad de rotación del dinero en los mercados de acciones, que en estos momentos vuelve a ser alarmantemente baja en España.La Bolsa vive un compás de espera fuera de todo pronóstico. El fin de la crisis del Golfo y la evolución bajista del precio del dinero desenvolvieron el papel del caramelo, pero en el momento de hincarle el diente todo se viene abajo. La inversión masiva se frena de repente por un problema de credibilidad. La imagen de las grandes fortunas está bajo el síndrome de Ciudadano Kane, que en el caso del millonario Randolph Hearst sólo obtuvo su justificación en el Filme de Orson Wells. En el fondo, la voluntad de tomar en Bolsa es una decisión política, claro que favorecida por las entidades de inversión colectiva, pero finalmente planteada como una prueba al sentido del riesgo.

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