Preocupación en la directiva barcelonista por el futuro

Los máximos responsables del Barcelona asisten atónitos al único mal que no podían imaginar: la enfermedad. grave y delicada, de su entrenador Johan Cruyff. La cúspide barcelonista, acostumbrada a graves accidentes de tráfico (Hansi Krankl), agresiones y lesiones (Diego Armando Maradona, Bernd Schuster v Ronald Koeman), secuestros (Enrique Castro Quini) o sanciones federativas (Hristo Stoichkov) o motines, jamás imaginó que iba a ser castigada con un amago de infarto. Y menos que ese percance afectase a uno de los cuerpos que creían más sanos de la entidad, el del hombre que entrena con sus ch...

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Los máximos responsables del Barcelona asisten atónitos al único mal que no podían imaginar: la enfermedad. grave y delicada, de su entrenador Johan Cruyff. La cúspide barcelonista, acostumbrada a graves accidentes de tráfico (Hansi Krankl), agresiones y lesiones (Diego Armando Maradona, Bernd Schuster v Ronald Koeman), secuestros (Enrique Castro Quini) o sanciones federativas (Hristo Stoichkov) o motines, jamás imaginó que iba a ser castigada con un amago de infarto. Y menos que ese percance afectase a uno de los cuerpos que creían más sanos de la entidad, el del hombre que entrena con sus chicos diariamente y juega semanalmente a futbito.Hay detalles y gestos que traicionan a sus protagonistas. El hecho de que, pocas horas después de que Cruyff fuese internado en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) de la clínica Sant Jordi, Núñez preguntase en privado a los doctores del Barça si el holandés podría seguir entrenando, significa que la mayoría de esperanzas del presidente barcelonista pasan por la mente de Profeta del gol.

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Ventaja sustancial

El líder cuenta con una ventaja sustancial (5 puntos) a falta de 15 jornadas para el final del campeonato. Las cuatro próximas jornadas han sido consideradas como

por el propio Johan Cruyff, ya que todo termina con un Barcelona-Atlético de Madrid (31 de marzo), después de jugar en Bilbao (10 de marzo) y recibir al dificilísimo Osasuna (17 de marzo).

El problema no radica tanto en los próximos rivales del Barça, en la insistente persecución de Schuster y compañía o en el temor de que el equipo, la afición y el tan manido ambiente que rodea al club azulgrana se transforme, como en sustituir la particular forma que Cruyff tiene de dirigir a sus hombres, de preparar los partidos.

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