En un hotel de Bretton Woods

El oro es una convención. Los sistemas financieros, al igual que los bancos, se basan en la confianza, y desde que 44 estados miembros de las Naciones Unidas consagraron el patrón en el confortable hotel Mount Washington de Bretton Woods, en el Estado norteamericano de New Hampshire, nadie ha, osado preguntar a un Gobierno si de verdad las cajas acorazadas del Tesoro contienen el número de lingotes que figuran en las cifras oficiales. Por suerte, la reservas de las naciones no se miden ya en lingotes, sino por la cobertura de sus divisas. El valor de los metales preciosos se ha ido convirtiend...

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El oro es una convención. Los sistemas financieros, al igual que los bancos, se basan en la confianza, y desde que 44 estados miembros de las Naciones Unidas consagraron el patrón en el confortable hotel Mount Washington de Bretton Woods, en el Estado norteamericano de New Hampshire, nadie ha, osado preguntar a un Gobierno si de verdad las cajas acorazadas del Tesoro contienen el número de lingotes que figuran en las cifras oficiales. Por suerte, la reservas de las naciones no se miden ya en lingotes, sino por la cobertura de sus divisas. El valor de los metales preciosos se ha ido convirtiendo en el refugio internacional de la inversión en momentos de grandes oscilaciones en los mercados de acciones y obligaciones.La convención oro, un termómetro más Fiable y menos político que el precio del barril de crudo, impone su ley en las plazas financieras de Zúrich y Londres, sobre todo cuando la excesiva volatilidad de la inversión en futuros impide que este mecanismo sirva de cobertura. Ayer, las ligeras subidas del oro acabaron suavizando los rallies de las bolsas españolas, entre otras cosas porque las noticias de destrucción de pozos en el Golfo han ocasionado incertidumbre en torno al soporte de 25 dólares para el barril de crudo.

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