Tribuna:

Reflexión tardía

El júbilo que vivieron los mercados de valores a raíz del ataque contra Irak se ha venido abajo ante los nuevos planteamientos a que han obligado los acontecimientos más recientes. El salto que registró el índice en la sesión del jueves estuvo motivado por la creencia de una campana rápida y fácil, algo que ahora parece complicado ante los intentos realizados por Irak para globalizar el conflicto. La toma de posiciones en el mercado parece ahora un exceso de entusiasmo en el que las instituciones tuvieron mucho que ver. Los inversores particulares han tenido que dar marcha atrás asumiendo al m...

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El júbilo que vivieron los mercados de valores a raíz del ataque contra Irak se ha venido abajo ante los nuevos planteamientos a que han obligado los acontecimientos más recientes. El salto que registró el índice en la sesión del jueves estuvo motivado por la creencia de una campana rápida y fácil, algo que ahora parece complicado ante los intentos realizados por Irak para globalizar el conflicto. La toma de posiciones en el mercado parece ahora un exceso de entusiasmo en el que las instituciones tuvieron mucho que ver. Los inversores particulares han tenido que dar marcha atrás asumiendo al mismo tiempo pérdidas y la convicción de que una guerra no es nunca motivo de alegría.La confusión dominó esta jornada, situación a la que ha contribuído el desbarajuste informático que ha sufrido la Bolsa de Madrid en estas dos sesiones. Los inversores se han visto privados de información puntual en momentos claves, aunque el ambiente era casi siempre un indicador tan fiable como el dato oficial.

Ayer se perdieron 2,88 puntos, una cantidad muy pequeña en relación al avance del día anterior, pero que muy bien puede representar la incidencia de la inversión privada en los movimientos de un mercado que también bajó en volumen de forma espectacular.

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