Cartas al director

Una historia feroz

En este diciembre y en EL PAÍS, Rafael Sánchez Ferlosio escribe contra los malos cristianos y sobre "el anticristiano imperativo de la identidad". Y en otro diciembre, también desde estas páginas, narró la porfía de un lobo iluso que pretendía entrar en el cielo. El cuento le quedó perfectamente feroz en diciembre, pero siempre se pueden recargar las tintas del drama. Retoquemos así el final:-Ahora te irás como las otras veces, pero esta vez no volverás jamás. Ya no es por asesino. Tampoco es por ladrón. Ahora es por lobo.

-Pero si ya no soy lobo...

-¿Cómo que ya no eres lobo?...

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En este diciembre y en EL PAÍS, Rafael Sánchez Ferlosio escribe contra los malos cristianos y sobre "el anticristiano imperativo de la identidad". Y en otro diciembre, también desde estas páginas, narró la porfía de un lobo iluso que pretendía entrar en el cielo. El cuento le quedó perfectamente feroz en diciembre, pero siempre se pueden recargar las tintas del drama. Retoquemos así el final:-Ahora te irás como las otras veces, pero esta vez no volverás jamás. Ya no es por asesino. Tampoco es por ladrón. Ahora es por lobo.

-Pero si ya no soy lobo...

-¿Cómo que ya no eres lobo?

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-Mira, mira mi boca sin dientes.

-¡Chiss! ¡Eh, Francisco, acércate un momento! Mira lo que dice éste: que no es un lobo.

-Quizá lo diga porque ya no sirve para lobo, pero, evidentemente, es un lobo.

-¿Puedo entrar, hermano Francisco?

-Yo no soy el portero, hermano lobo.

-Y yo, el encargado de la puerta, san Pedro, digo que no entras.

-¿Por qué?

-Por lobo. Porque Cristo no nació y murió por vosotras las bestias, sino por nosotros los hombres.

-¡Hermano Francisco, por Dios!

-Perdone por Dios, hermano-

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