El cemento aluminoso no es adecuado para los países cálidos, según los expertos

El uso de cemento aluminoso, principal componente de las viguetas deterioradas que causaron el derrumbamiento en el barrio barcelonés del Turó de la Peira, es tanto más inadecuado cuanto más cálida sea la zona en que se use, según todos los expertos consultados. En todo el mundo ha caído en desuso como material utilizado en la estructura de las construcciones por una combinación de razones económicas y de seguridad, pero sus propiedades hacen más tolerable su uso en países fríos.Formado por una mezcla de caliza y bauxita, el cemento aluminoso debe su resistencia a un aluminato cálcico que ...

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El uso de cemento aluminoso, principal componente de las viguetas deterioradas que causaron el derrumbamiento en el barrio barcelonés del Turó de la Peira, es tanto más inadecuado cuanto más cálida sea la zona en que se use, según todos los expertos consultados. En todo el mundo ha caído en desuso como material utilizado en la estructura de las construcciones por una combinación de razones económicas y de seguridad, pero sus propiedades hacen más tolerable su uso en países fríos.Formado por una mezcla de caliza y bauxita, el cemento aluminoso debe su resistencia a un aluminato cálcico que a temperaturas superiores a los 25 grados centígrados se disocia en otro aluminato, hidróxido de aluminio y agua. Este segundo aluminato ocupa un menor volumen, el material se hace más poroso y, en conjunto, la resistencia disminuye de manera notable.

Las reacciones químicas que se producen en el proceso de endurecimiento, tras mezclar el cemento con el agua, llevan aparejado un notable desprendimiento de calor, lo que hace necesario refrigerar constantemente la mezcla para evitar que se sobrepase la temperatura de 25 grados y, con ello, se generen compuestos que debiliten la estructura, según Elena Bastús, profesora del Departamento de Ingeniería de la Construcción de la Universidad Politécnica de Cataluña.

El calor hace, por tanto, especialmente inadecuado forjar las viguetas a pie de obra: primero, porque en días calurosos la temperatura crítica se supera sólo con la acción solar, a la que hay que añadir el calor generado por la reacción química; y segundo, porque incluso en días invernales el control de la temperatura es más difícil sin los medios adecuados. En este punto cabe recordar que en los años cincuenta y sesenta, las viguetas se fabricaron sin ninguna referencia oficial de calidad.

Pero la tendencia natural a la descomposición tiene consecuencias especialmente indeseables en las vigas o los forjados mal trabajados. Una vez colocada, la vigueta no sólo sufre la agresión de la temperatura, sino que puede también verse gravemente deteriorada por la humedad.

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