La importancia de Maimónides y Aristóteles para leer la economía

J. C., Daniel Bell es el autor de algunos libros que han sido bien divulgados en España: El fin de la ideología, La sociedad postindustrial y Contradicciones culturales del capitalismo. Jubilado ya de su carrera universitaria, pronuncia conferencias y participa en seminarios en todo el mundo. Esta última semana ha intervenido varias veces en las jornadas Empresa y humanismo, organizadas en Madrid por la Universidad de Navarra.

Mientras Bell ha estado en Madrid, EL PAÍS publicó algunos artículos suyos sobre la situación del dólar norteamericano, pero esa reflexión ec...

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J. C., Daniel Bell es el autor de algunos libros que han sido bien divulgados en España: El fin de la ideología, La sociedad postindustrial y Contradicciones culturales del capitalismo. Jubilado ya de su carrera universitaria, pronuncia conferencias y participa en seminarios en todo el mundo. Esta última semana ha intervenido varias veces en las jornadas Empresa y humanismo, organizadas en Madrid por la Universidad de Navarra.

Mientras Bell ha estado en Madrid, EL PAÍS publicó algunos artículos suyos sobre la situación del dólar norteamericano, pero esa reflexión económica no es la única pasión de Bell. Los libros que se le conocen en España muestran que es un humanista. Su historia, corno periodista, compañero de viaje de numerosos intelectuales de su tiempo su propia actitud personal le convierten en un humanista.

Más información

Futuro de la economía

La revista Claves publicó en agosto su reflexión acerca del ejemplo filosófico que proviene de la difícil relación que mantuvieron dos personajes contrapuestos, los pensadores franceses Sartre y Aron. Su conversación está llena de referencias a Maimónides, Aristóteles, Maquiavelo y Baudelaire, y es raro que cuente sus opiniones sobre el futuro de la economía sin aderezarlas con un apólogo.

Aprendió a leer con san Agustín, y eso le hizo muy preciso a la hora de entender lo que leía: el santo de las Confesiones aconsejaba que se leyera con los labios y no con los ojos. "Una página de Hegel me puede durar todo un día. Un profesor suyo, además, enseñaba palabra por palabra: ¿Por qué en hebreo la Biblia comienza con la letra B? Eso nos preguntaba, y al rechazar con ejemplos todas las restantes letras nos conducía a conocer de veras la esencia de lo que leíamos". Él aprendió la lección: "Hay que saber leer; saber pensar; saber dudar: nunca hay que tomar las cosas como parece que son, porque siempre albergan una segunda naturaleza. Lo que debemos encontrar en ellas es la incongruencia y, a partir de la incongruencia se puede hallar la verdad".

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