Tribuna:

El sueño de la razón

También en bolsa el sueño de la razón engendra monstruos. El bolsista es al mercado lo que el doctor Jekill es a Mr. Hyde; el primero engendra el monstruo y el segundo desarrolla autiritariamente y sin freno la bestialidad que lleva dentro. El ejemplo es válido ahora que se demuestra una vez más el escaso nivel de liquidez de las sociedades cotizadas y se pene al descubierto que los males del mercado son producto de su estrechez. Es fácil sentirse presa del terror al terminar una semana que no ha encontrado soluciones ni en los últimos compases acompañados por la recuperac...

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También en bolsa el sueño de la razón engendra monstruos. El bolsista es al mercado lo que el doctor Jekill es a Mr. Hyde; el primero engendra el monstruo y el segundo desarrolla autiritariamente y sin freno la bestialidad que lleva dentro. El ejemplo es válido ahora que se demuestra una vez más el escaso nivel de liquidez de las sociedades cotizadas y se pene al descubierto que los males del mercado son producto de su estrechez. Es fácil sentirse presa del terror al terminar una semana que no ha encontrado soluciones ni en los últimos compases acompañados por la recuperación ayer de Londres y otras plazas europeas que acabaron encontrando un cierto tono de mejoría. Se establecen comparaciones, más ridículas que odiosas, al descubrir que la capitalización bursátil de los mercados de acciones españoles es tan sólo el 3% de la cifra de Tokio, que con cuatro billones de dólares -al finalizar 1989- significaba más del 40% de los 10 primeros mercados del mundo. España supera a las plazas financieras de países menos desarrollados, pero en ningún momento resiste comparaciones serias con las naciones de su entorno, siempre claro está en términos de capitalización establecida sobre el valor de mercado de las sociedades cotizadas.

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