Tribuna:

El 'doble cero'

El Dow Jones parecía un electroencefalograma plano a primeras horas de la tarde de ayer, justo en este paréntesis de una hora y media en que su evolución proyecta una inmensa sombra sobre la marcha del mercado continuo español. La inmovilidad de Nueva York determinó así los cierres vacilantes en una sesión definida por los comienzos temerosos a causa de las posiciones negativas de Londres y Francfort, que a media mañana registraron otro mínimo histórico aunque acabaron recuperándose. Otro elemento de la flojedad inicial lo ofrecía el descalabro del día anterior en Tokio.Los primeros síntomas d...

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El Dow Jones parecía un electroencefalograma plano a primeras horas de la tarde de ayer, justo en este paréntesis de una hora y media en que su evolución proyecta una inmensa sombra sobre la marcha del mercado continuo español. La inmovilidad de Nueva York determinó así los cierres vacilantes en una sesión definida por los comienzos temerosos a causa de las posiciones negativas de Londres y Francfort, que a media mañana registraron otro mínimo histórico aunque acabaron recuperándose. Otro elemento de la flojedad inicial lo ofrecía el descalabro del día anterior en Tokio.Los primeros síntomas de debilidad los dieron los chicharros en dos sectores característicos y se extendieron al grupo constructor cementero. La rectificación en este último grupo llegaba a media sesión a partir de los rebotes en el soporte doble cero de tres sociedades que sirven de termómetro y cuyo valor de cotización termina en dos ceros. A partir de ahí sólo valía la más absoluta frialdad, y esa fue la receta que aplicaron los cuarteles generales de las sociedades de Bolsa. Los operadores saben que en la guerra de las cotizaciones conviene estar por encima de las inclinaciones y que sólo se consigue el éxito aplicando la pura racionalidad.

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