Balística prueba que dos armas de los grapos detenidos mataron a cuatro personas

El informe de balística sobre dos armas intervenidas por la policía en el piso ocupado por los GRAPO en la madrileña calle de Coslada prueba que ambas fueron utilizadas en cinco atentados cometidos por esta organización, con un resultado de cuatro muertos y dos heridos graves. Un manual incautado a los detenidos en Madrid el pasado 26 de octubre enseña cuál debe ser la actitud del terrorista desde que es detenido

Ante la policía, el grapo debe hacer lo posible para que la noticia de su captura se difunda, y ante el juez tiene que negarlo todo y denunciar torturas, según el manual interv...

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El informe de balística sobre dos armas intervenidas por la policía en el piso ocupado por los GRAPO en la madrileña calle de Coslada prueba que ambas fueron utilizadas en cinco atentados cometidos por esta organización, con un resultado de cuatro muertos y dos heridos graves. Un manual incautado a los detenidos en Madrid el pasado 26 de octubre enseña cuál debe ser la actitud del terrorista desde que es detenido

Ante la policía, el grapo debe hacer lo posible para que la noticia de su captura se difunda, y ante el juez tiene que negarlo todo y denunciar torturas, según el manual intervenido. Ya en prisión deberá informar a sus jefes de todo lo declarado o averiguado en la investigación.El informe realizado por el equipo de balística de la Policía sobre dos armas intervenidas en el piso de la calle Coslada utilizado por el comando prueba su uso en cinco acciones terroristas. Guillermo Vázquez, el grapo más desconocido para la policía, fue detenido en el interior de la vivienda, mientras que María Jesús Romero fue arrestada en el portal.

La pistola marca STAR intervenida por la policía en este lugar, modelo 28 PK con numeración de serie borrada, ha participado en cuatro acciones terroristas según el informe pericial: en el atentado cometido el 15 de diciembre de 1989 contra el coronel del Estado Mayor Juan Marco Arnau, en Valencia, acción que ocasionó graves heridas a este militar; en el asesinato de los guardias civiles Isaac Rodrigo Panilla y José María Sánchez Melero en Gijón, el 28 de diciembre de 1989; en el asesinato el pasado 27 de marzo del médico de Zaragoza José Ramón Muñoz Fernández, que atendió a grapos presos en huelga de hambre, y en la muerte del coronel Manuel López Muñoz el pasado 15 de junio en Valladolid.

Por otro lado, el revólver marca Llama 38 especial, con numeración de serie borrada, ha sido utilizado en el atentado sufrido por el comandante de Artillería Ramón San Teodoro Vicente en Madrid el 13 de diciembre de 1989, que resultó gravemente herido. El equipo de balística estudia las restantes armas intervenidas al comando.

Respecto al manual de conducta intervenido al grupo, se trata de un documento de 30 folios que incluye desde la más inflamada prosa revolucionaria hasta aspectos operativos tan concretos como la forma más segura para alquilar pisos. En su primera página, el autor brinda el siguiente análisis sobre la España de 1991: "Sabernos con certeza que la contradicción que enfrenta al proletariado y a la burguesía no puede ser resuelta más que por medio de la guerra civil". Se admite que la organización no puede evitar "caídas y detenciones", y se cita a Lenin: "No hay lucha sin víctimas".

El manual instruye al terrorista detenido sobre cómo comportarse. "Para contrarrestar la acción polícial de la detención e incluso procurar librarse de ella, hay que pedir ayuda a las rnasas y gritar consignas denunciando a la policía torturadora. ¡Si las masas no nos pueden ayudar y notamos que hemos sido identificados, tenemos que gritar nuestro nombre, un número de teléfono de abogados, o de cualquier dato que les impida ocultar la detención. Es importante romper el muro de silencio que tienden alrededor nuestro".

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Negar siempre

"Igual que ante la policía, en el juzgado hay que negarlo todo. Si en comisaría los torturadores hubieran conseguido que se firmara una declaración autoinculpatoria o en la que se implicara a otros militantes, hay que negarlo todo, hecho por hecho, ante el juez, denunciando que esa declaración la ha obtenido la policía por medio de la tortura". El librito aconseja no confiar nunca en el juez, "quien utilizará todo su saber para sacar por las buenas lo que la policía no ha conseguido por las malas". El documento precisa que hay que negarse a firmar lo declarado. Finalmente, "una vez en la cárcel es deber de todo militante poner en conocimiento de la dirección del partido los datos y la información que se haya podido recabar en el paso por las dependencias policiales. Se ha de hacer un informe detallado, sin omitir nada. Hay que considerar una falta gravísima cualquier omisión o la ocultación de datos que haya podido obtener la policía".

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