Cartas al director

Cómprender y no jugar

Escribo desde el cansancio, desde el hastío: han pasado dos años y aún he de responder a cartas como en el principio, como si todo lo manifestado, todo lo escrito (hasta un libro, El hombre atado), cayera en el saco roto de la esterilidad. Pero mientras alguien, como en el caso de Etienne Suja Goffin, escriba impunemente que yo disparé contra la víctima de mi trágico suceso por las buenas, seguiré respondiendo.Primero escribió a EL PAÍS Antonio Gamo Bonifacio solicitando a título personal una solidaridad que yo nunca he pedido, como nunca recabé ayudas gremialistas ni tratos de f...

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Escribo desde el cansancio, desde el hastío: han pasado dos años y aún he de responder a cartas como en el principio, como si todo lo manifestado, todo lo escrito (hasta un libro, El hombre atado), cayera en el saco roto de la esterilidad. Pero mientras alguien, como en el caso de Etienne Suja Goffin, escriba impunemente que yo disparé contra la víctima de mi trágico suceso por las buenas, seguiré respondiendo.Primero escribió a EL PAÍS Antonio Gamo Bonifacio solicitando a título personal una solidaridad que yo nunca he pedido, como nunca recabé ayudas gremialistas ni tratos de favor de ninguna clase. Luego llegó la carta de Suja Goffin, que hablaba de falsa bondad. Jamás he apelado a la bondad de nadie.

Bien, aclararé una vez más que yo no le pegué a nadie un tiro por las buenas, esto es, sin ninguna motivación por la otra parte. De haberló hecho así, ahora me encontraría bajo tratamiento psiquiátrico, porque sólo un loco puede disparar contra otro hombre por nada. Disparé en defensa de mi mujer, disparé cuando ésta era agredida por quien luego resultaría ser la víctima. Así lo han manifestado algunos testigos e incluso existe una cinta magnetofónica con la voz de la viuda del fallecido en la que reconoce la agresión. Fue en unas declaraciones a Radio Nacional.

Suja Goffin se refiere a mí como "el ahora condenado". Efectivamente, antes de que el Tribunal Supremo dicte sentencia ya he sido condenado desde hace tiempo por los Suja Goffin de este país, por los terribles y airados fiscales que sin conocer bien los hechos, sin apenas datos, opinan, juzgan y sentencian desde la crueldad de la ignorancia, difundiendo (difamando) la soez mentira, la calumnia, con frivolidad aterradora.

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Nunca he dicho que soy inocente. Soy culpable de haber llevado un arma y de haber disparado contra un hombre... que en ese instante, cuando disparé, estaba agrediendo a mi mujer. Lo repetiré, si es necesario, un millón de veces. Lo repetiré hasta que me muera. Ahora pago mi grave error y lo pagaré hasta el último día de mi vida. Tan sólo pido a los Suja Goffin del país, a los terribles y crueles fiscales que pululan por ahí, que antes de hablar se informen debidamente. Ya que se muestran negados para la comprensión ("Comprender y no juzgar", decía Simenon), que al menos no hablen por hablar. Por favor. Porque cada vez que hablan, hieren. Reflexionen- J. M. Amilibia

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