Tribuna:

¿Quién manda?

Si es cierto que han ido al Golfo más de 40 navíos de guerra norteamericanos, otros muchos de Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica, Holanda, Australia, la URSS, España, van a estar allí como piojos en costura. El asunto tiene su miga. Porque es de suponer que no permanecerán en columna de barullo, y alguien habrá de decidir por dónde tira cada cual, si sobrevienen conflictos o se levantan temporales, que de todo puede haber en la mar. Ahora bien, ¿quién es el que manda?Al Golfo se dirigen flotas de diferentes países que no van a la procesión de la Virgen del Carmen, sino a bloquear un enemigo...

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Si es cierto que han ido al Golfo más de 40 navíos de guerra norteamericanos, otros muchos de Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica, Holanda, Australia, la URSS, España, van a estar allí como piojos en costura. El asunto tiene su miga. Porque es de suponer que no permanecerán en columna de barullo, y alguien habrá de decidir por dónde tira cada cual, si sobrevienen conflictos o se levantan temporales, que de todo puede haber en la mar. Ahora bien, ¿quién es el que manda?Al Golfo se dirigen flotas de diferentes países que no van a la procesión de la Virgen del Carmen, sino a bloquear un enemigo común, y eso, hablando en plata, se llama flota multinacional expedicionaria. Y como tampoco se trata de que cada cual haga la guerra por su cuenta, habrá de tener un comandante que la coordine, que diga quién debe ir avante o quedarse a la capa, que en caso de emergencia resuelva si procede abrir fuego o poner proa a Getafe.

Normalmente será un almirante de la Armada, tendrá DNI. Y es lo que conviene saber. Porque si dirige las operaciones Pepito Donahue, o Warren Pérez o Pierre Lupín, pues, francamente, no es lo mismo. El nombre, la experiencia, la nacionalidad, los motivos de su designación son datos que deben conocer los ciudadanos de cualquier país cuyos barcos forman parte de la flota multinacional expedicionaria.

También podría ser que allí no mandara nadie, sino cada ministro de Defensa desde su despacho -como el nuestro ha dicho-, en cuyo caso, ¡Alá sea bendito!, Sadam Husein debe estar creyendo que le ha tocado la Primitiva. Pues si, llegado el peligro, los capitanes de los barcos han de consultar a sus respectivos ministros, y cada ministro respectivo ordena una cosa distinta, se puede armar en el Golfo más bochinche de barcos que una mañana de domingo en el estanque del Retiro.

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