La última visita

"Los españoles no deben olvidar que un refugiado sale de su país porque es la única forma de salvar la vida", explica N., una joven iraní que tuvo que abandonar su patria, en 1983, a pie por las montañas de la frontera turca, tras haber sobrevivido a las cárceles de Jomeini.En España es muy conocí da en los círculos de la oposición en el exilio de su país. "Las cosas están cambíando mucho en España; la implantación de las medidas comunitarias para el cierre de la fronteras europeas ha incidido en una falta de generosidad con los refugiados", explica la joven.

Sólo en estos términos se e...

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"Los españoles no deben olvidar que un refugiado sale de su país porque es la única forma de salvar la vida", explica N., una joven iraní que tuvo que abandonar su patria, en 1983, a pie por las montañas de la frontera turca, tras haber sobrevivido a las cárceles de Jomeini.En España es muy conocí da en los círculos de la oposición en el exilio de su país. "Las cosas están cambíando mucho en España; la implantación de las medidas comunitarias para el cierre de la fronteras europeas ha incidido en una falta de generosidad con los refugiados", explica la joven.

Sólo en estos términos se explica la joven el rechazo, por cuarta vez consecutiva este año, de la solicitud de visado para la entrada en España de su padre. "Es muy cruel", se lamenta.

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"Mi padre tiene 72 años; vino otras veces a España y siempre regresó a Irán; ésta, desde luego, iba a ser su última visita, pues tiene cáncer y sólo le quedan seis meses de vida", explica la joven al concluir con amargura: "Lo peor fue cuando, al intentar explicar estas razones, un funcionario se limitó a contestarme secamente cosas del tipo: '¡Que lo curen en su país!' o 'Pues si tantas ganas tienes de verlo, ¡márchate a Irán!".

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