ITALIA 90

La noche de los cuchillos largos

Holanda y la RFA pondrán hoy a prueba su rivalidad una vez más

El destino tiene estas cosas. El sorteo del pasado jueves dio a Holanda tres días para preparar la revancha contra su eterno enemigo, Alemania Occidental, que ha tenido dos días de descanso. Hace dos años, los holandeses vencieron al equipo anfitrión por 2-1 en la semifinal de la Eurocopa, que se celebró en Alemania. Por aquel entonces, el enfrentamiento se caldeaba con los recuerdos de la final del Mundial de 1974, que Gerd Muller y compañía habían robado a la impresionante selección de Cruyff. La rivalidad, siempre intensa, alcanzó su apogeo ya entonces, y el líbero Ronald Koeman no tuvo rep...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El destino tiene estas cosas. El sorteo del pasado jueves dio a Holanda tres días para preparar la revancha contra su eterno enemigo, Alemania Occidental, que ha tenido dos días de descanso. Hace dos años, los holandeses vencieron al equipo anfitrión por 2-1 en la semifinal de la Eurocopa, que se celebró en Alemania. Por aquel entonces, el enfrentamiento se caldeaba con los recuerdos de la final del Mundial de 1974, que Gerd Muller y compañía habían robado a la impresionante selección de Cruyff. La rivalidad, siempre intensa, alcanzó su apogeo ya entonces, y el líbero Ronald Koeman no tuvo reparos en utilizar el término odio para describir las relaciones entre las dos selecciones. Hay quien habla de cuchillos largos cuando de las relaciones entre futbolistas alemanes y holandeses se trata.

Esta vez el destino ha querido lanzar aún más cuchillos largos a la noche. Los dos enemigos se pelearán en Milán. En la selección alemana, están las tres figuras del Inter: Matthäus, Brehme y Klinsmann. Frente a ellos, los tres tulipanes del Milán: Gullit, Van Basten y Rijkaard.Mientras alemanes y holandeses se encuentran entre las más peligrosas aficiones de Europa, el partido levanta pasiones en Milán, donde el encuentro se ha convertido en un derby caliente. Hasta los jugadores se han contagiado de los síntomas parroquiales de un partido decisivo para el Mundial. Gullit aconsejó una concentración en Milanello, el complejo deportivo del Milán, pero los holandeses lo encontraron cerrado por vacaciones del personal. Van Basten declaró: "Está prohibido perder este partido. Berlusconi no nos lo perdonaría nunca".

Los holandeses esperan contar con la alta temperatura como aliada mientras se autoconvencen de sus posibilidades. En los recelos psicológicos de la selección campeona de Europa, trabaja también el curandero Ted Troost, el psicólogo-hipnotista reverenciado por media plantilla y etiquetado de poco menos que fantasma por los demás.

"El partido contra los alemanes nos ofrece toda la motivación que nos ha faltado hasta ahora" dice Gullit embravecido por el reto al igual que sus compañeros.

Deportivamente, los holandeses deben alzar su listón para eliminar a una selección alemana en mucho mejor momento de forma y que ha goelado cinco veces más que la selección de Beenhakker. Mientras Franz Beckenbauer cuenta con tamaña riqueza de recursos que deja fuera a figuras multimillonarias como Múller, Thon y Riedle, el seleccionador holandés ha permutado a 17 hombres en tres partidos sin encontrar la mezcla idónea y sin ganar. Sabe que no valen los empates.

Murmullos

Además, Beenhakker empieza a admitir fisuras en su autoridad. Durante el partido frente a Irlanda, hubo murmullos en la tribuna de prensa cuando parecía que Van Basten y Gullit ejercían una influencia decisiva en las sustituciones. Ahora Beenhakker confiesa que había ordenado a Van Basten que a acompañara a Kieft en el ataque y que el jugador había decidido él mismo bajar al centro del campo "para crear más espacio para él mismo y para Gillhaus, y sacar a Me Grath de su demarcación. Puedo garantizar" dice, "que frente a Alemania jugará en punta".

Mientras tanto, el propio Kieft se queja de ser un hombre de recambio obligado a "pasar un exámen en cada partido".

Tampoco cunde la paz y la tranquilidad en la concentración alemana. Los marginados empiezan a dar rienda suelta a su impaciencia por jugar y algunos incidentes en los últimos entrenamientos han provocado chispas entre Matthäus y Vóller, entre Riedle y Berthold apagadas, según los protagonistas por un par de cervezas que se escaparon a la ley seca.

Beckenbauer, que pierde al lesionado Hässeler, ha anunciado que su baja será cubierta por el cojo incombustible Littbarski y que tiene la convicción de que "nosotros hemos progresado en los últimos dos años, mientras los holandeses no parecen haber avanzado".

Mientras el principal reto para Beekenbauer es mantener la impresionante forma que su conjunto ha desarrollado durante la primera fase, Beenhakker espera que su equipo la descubra. Sus jugadores siguen prometiendo la explosión y apoyándose con optimismo en la tesis escrita por Italia en 1982: la de tocar fondo en la primera fase para luego salir disparados hacia arriba.

Por otro lado a la vez que las dos selecciones preparan su guerra en San Siro llega la noticias de que Aquisgrán han decretado el cierre de la frontera alemana-holandesa por temor a una guerra entre hinchas. Así están las relaciones entre dos de los íntimos enemigos del fútbol europeo. Pase lo que pase San Siro verá la eliminación de uno de los favoritos para ganar este Mundial.

Unos 5.000 seguidores holandeses se encuentran en Milán sin poder adquirir entradas para presenciar el partido, según anunció ayer un portavoz de la Federación de Fútbol de Holanda, ya que los agentes de ventas solo han dispuesto de 3.000 localidades.

Alineaciones probables:

RFA: IlIgner; Berthold, Augenthaller, Kohler, Brehme, Buchwald; Littbarski, Bein, Mattehus; Klinsmann, Woller.

Holanda: Van Breukelen; Koeman, Rijkaard, Van Tiggelen, Van Aerlen; Wouters, Gullit, Witschge, Gillhaus; Van Basten, Kleft.

Arbitro: Juan C. Loustau (Argentina).

Archivado En