La Comunidad, sin plazas de verano para ancianos 'molestos'

La Consejería de Integración Social no pondrá en marcha este verano el llamado "programa de vacaciones", consistente en la posibilidad de alojar temporalmente en sus residencias a los ancianos que, por problemas de salud o por rechazo de sus familias, no pueden ir de vacaciones con las personas de las que dependen. Las obras que desde hace dos años se realizan en varios de estos centros para adecuarlos a las necesidades de los ancianos minusválidos impiden, según Tomás Merín, director general de Bienestar Social, que la Comunidad pueda hacerse cargo de ellos, aunque se mantiene el programa de ...

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La Consejería de Integración Social no pondrá en marcha este verano el llamado "programa de vacaciones", consistente en la posibilidad de alojar temporalmente en sus residencias a los ancianos que, por problemas de salud o por rechazo de sus familias, no pueden ir de vacaciones con las personas de las que dependen. Las obras que desde hace dos años se realizan en varios de estos centros para adecuarlos a las necesidades de los ancianos minusválidos impiden, según Tomás Merín, director general de Bienestar Social, que la Comunidad pueda hacerse cargo de ellos, aunque se mantiene el programa de urgencias, que garantiza cobijo a los ancianos obligados temporalmente a prescindir de los cuidados familiares por alguna causa justificada.

Vacaciones en solitario

El programa de vacaciones, que permitía el ingreso durante alguna de las quincenas de julio y agosto de ancianos molestos para las familias que quieren emprender en solitario las vacaciones, está interrumpido desde hace dos años por la realización de obras en las residencias regionales. Anteriormente, una media de 90 ancianos disfrutaba cada verano de este servicio.Según Tomás Merín, las obras requieren la inutilización temporal de muchas habitaciones "por lo que, mientras duran los trabajos, los ancianos de estas residencias tienen que repartirse por los cuartos hábiles y se hace totalmente imposible la recepción de nuevos residentes temporales por las vacaciones de sus familiares, por ello sólo podemos atender los casos verdaderamente urgentes y debidamente justificados".

Sin embargo, en palabras de Merín, esta situación no será definitiva. "No sólo no suprimiremos los programas de vacaciones, sino que cuando terminen todas las obras, más o menos elaño próximo, dedicaremos en exclusiva una de nuestras residencias a la acogida de los ancianos que precisan un alojamiento temporal por vacaciones o por causas extraordinarias", dice el director de Bienestar Social. Esta residencia será, probablemente, la de Carabanchel, y podría estar en funcionamiento en el verano de 1991.

"Con la puesta en marcha de esta residencia de estancia temporal, podremos ofrecer a los madrileños todoel año la posibilidad de dejar a sus mayores durante unos días para poder acudir a aquellos lugares a los que el anciano no puede viajar", concluye Merín.

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