ITALIA 90

Inglaterra debió ganar a la decepcionante Holanda

Y los ricos se hicieron pobres. Holanda, el campeón de Europa que tantas riquezas ofreció hace dos años en Alemania, volvió a decepcionar en su segundo partido frente a una revolucionaria formación inglesa que mereció la victoria. Los holandeses confirmaron que sus acciones han bajado muchos enteros en dos años desconcertantes y ahora ninguna de las dos selecciones tiene garantizado su pase a la segunda fase.El partido que ambos necesitaban ganar resultó emocionante pero sobre todo brindó la eclosión del centrocampista inglés Paul Gascoigne por encima de los jugadores de más renombre qu...

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Y los ricos se hicieron pobres. Holanda, el campeón de Europa que tantas riquezas ofreció hace dos años en Alemania, volvió a decepcionar en su segundo partido frente a una revolucionaria formación inglesa que mereció la victoria. Los holandeses confirmaron que sus acciones han bajado muchos enteros en dos años desconcertantes y ahora ninguna de las dos selecciones tiene garantizado su pase a la segunda fase.El partido que ambos necesitaban ganar resultó emocionante pero sobre todo brindó la eclosión del centrocampista inglés Paul Gascoigne por encima de los jugadores de más renombre que le rodeaban en el terreno. Fue el único que supo imprimir personalidad y distribuir juego en un partido entre dos de las selecciones más temblorosas de este Mundial.

Tácticamente fue un partido denso donde Bobby Robson, el nuevo técnico del PSV, ganó por puntos a Leo Beenhakker, entrenador del Ajax.

Inglaterra hizo historia. Actuó con líbero, Wright. Aparte de romper con sagradas tradlciones basadas en una línea de cuatro defensas, traicionaba los principios de su seleccionador que, en ocho años de mandato, nunca había experimentado con el hombre libre e insistía con vehemencia que los futbolistas ingleses no están preparados para desarrollar un sistema tan ajeno a las realidades cotidianas de la Liga inglesa.

En el centro del campo, el chiflado Gascoigne siguió demostrando que tiene talento y un gran futuro. En la delantera, Lineker y Barnes, que actuaban con los tobillos castigados por sus vigilantes Van Tiggelen y Van Aerle, tardaron hasta el segundo tiempo en escaparse consistentemente de sus sombras. Pero cuando lo hicieron, llegaron con peligro hasta la raya de fondo y suministraron cuatro pases de la muerte que nadie supo enterrar en la red.

Holanda empezó el partido corroborando sus propias confesiones de días anteriores referentes a la falta de colectividad en su juego.

Su técnico, Leo Beenhakker, realizó tres cambios en los planteles de reparto, optando por las incorporaciones de Witschge, Van't Schip y Gillhaus que teóricamente permitirían aperturas por las bandas mientras reincorporaba a Rijkaard al lado de Koeman.

Sin embargo, Beenhakker se confesó muy decepcionado con la actuación de sus campeones y se confirmó la tesis adelantada por los egipcios hace cinco días: Holanda tiene grandes jugadores pero ya no tiene un gran conjunto. El equipo ya no sabe fabricar balones de oro para Van Basten. Guilit sigue subrayando su propia confesión de que su cuerpo ya no es capaz de hacer las cosas que él cerebro le pide.

Holanda solo consiguió forzar saques de esquina en cadena a raíz de los centros cabeceados cautelarmente hacía atrás por los defensas ingleses.

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