Vender por debajo del coste

El menor ingreso que supone vender el producto por debajo de su valor real y el mayor gasto que implica primar -vía pago de comisiones- la captación de nuevo negocio, a tenor de lo expuesto por Félix Mansilla, parecen ser dos factores determinantes en lo que calificó como "negativa evolución" de los resultados técnicos de las compañías que operan en el ramo de vida.Y si las cuentas de pérdidas y ganancias de las empresas no traslucen claramente esta situación, prosigue el razonamiento, es porque las compañías han podido rentabilizar sus reservas de forma muy importante. "Nosotros vivimos sólo ...

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El menor ingreso que supone vender el producto por debajo de su valor real y el mayor gasto que implica primar -vía pago de comisiones- la captación de nuevo negocio, a tenor de lo expuesto por Félix Mansilla, parecen ser dos factores determinantes en lo que calificó como "negativa evolución" de los resultados técnicos de las compañías que operan en el ramo de vida.Y si las cuentas de pérdidas y ganancias de las empresas no traslucen claramente esta situación, prosigue el razonamiento, es porque las compañías han podido rentabilizar sus reservas de forma muy importante. "Nosotros vivimos sólo de ingresos financieros; pero no se puede vivir siempre de unos tipos de interés muy altos, porque eso no es la gallina de los huevos de oro", dijo Félix Mansilla.

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Claro que no todo el mundo comparte estos puntos de vista. Frente a las tesis de Félix Mansilla, el sector discrepante sostiene que "no sólo es falso que las compañías de vida pierdan dinero con este tipo de negocio, sino que, por el contrario, lo que ocurre es que genera beneficios".

Para este sector, "es imposible llegar a conclusiones acertadas con datos distorsionados como los que maneja el presidente de la patronal aseguradora, Unespa". El meollo de la cuestión a la hora de determinar el coste técnico que soportan las compañías radica en si la siniestralidad (considerando en ella el pago de siniestros, el rescate y vencimiento de pólizas y los gastos de gestión) debe ponerse en relación con las primas captadas en el ejercicio -como hace Unespa- o, por el contrario, hay que compararla con las llamadas reservas matemáticas. Las conclusiones, en uno u otro caso, son bien distintas.

En todo caso, y con independencia de cuál sea el criterio técnico más conveniente para medir la situación real del negocio de los seguros de vida, en lo que sí coinciden prácticamente todos es en la conveniencia de poner fin a determinadas prácticas aseguradoras que, en bastantes casos, pueden contravenir el libre juego de la competencia, y que se llevan a cabo al amparo de una única finalidad: crecer a toda costa y a cualquier precio.

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