Cartas al director

Modesto testimonio

La noticia del fallecimiento de Vallejo-Nágera me hace recordar cuando (¡hace ya 25 años!) escuchaba sus clases de psiquiatría y psicología médica en quinto curso de Medicina de la Complutense de Madrid.Fui de esas generaciones de afortunados que tuvieron la suerte de disfrutar de sus lecciones, que eran extraordinarias, en donde, con la clase abarrotada, no sea oía ni el vuelo de una mosca y era palpable la gran atención y la atracción hacia el profesor.

Traía incluso algunos pacientes a la clase, lo que hacía que las mismas fueran además entretenidas, pero con un rigor científico que ...

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La noticia del fallecimiento de Vallejo-Nágera me hace recordar cuando (¡hace ya 25 años!) escuchaba sus clases de psiquiatría y psicología médica en quinto curso de Medicina de la Complutense de Madrid.Fui de esas generaciones de afortunados que tuvieron la suerte de disfrutar de sus lecciones, que eran extraordinarias, en donde, con la clase abarrotada, no sea oía ni el vuelo de una mosca y era palpable la gran atención y la atracción hacia el profesor.

Traía incluso algunos pacientes a la clase, lo que hacía que las mismas fueran además entretenidas, pero con un rigor científico que a todos cautivaba. Evidentemente, no había que pasar lista, como hacían y hacen ahora otros profesores, para controlar al que no asistía, ya que venían hasta de otros cursos e incluso amigos y conocidos que no eran estudiantes de medicina.

Con tantas manifestaciones de renombrados personajes sobre nuestro profesor, sirva este modesto testimonio de uno de sus numerosos alumnos que siempre le recordarán y le tendrán vivo en su mente como ejemplo imperecedero.- Neuropediatra.

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