Cartas al director

Parecido sorprendente

Tengo un amigo cuyo parecido con Alfonso Guerra es verdaderamente sorprendente. Tal es así que ya ha pasado por numerosas situaciones en que le han invitado a tomar una copa en algún bar, o le han pedido una recomendación, al confundirle con el señor vicepresidente.Pero últimamente, lo que parecía algo simplemente divertido, o como mucho incómodo en ocasiones, se ha convertido en peligroso. Mi amigo ya ha tenido un par de amenazas de agresión que le han podido costar un disgusto. Y ante esta tesitura ha optado por dejarse el bigote.

Pues bien: ¡esto no se puede tolerar! Por este motivo ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Tengo un amigo cuyo parecido con Alfonso Guerra es verdaderamente sorprendente. Tal es así que ya ha pasado por numerosas situaciones en que le han invitado a tomar una copa en algún bar, o le han pedido una recomendación, al confundirle con el señor vicepresidente.Pero últimamente, lo que parecía algo simplemente divertido, o como mucho incómodo en ocasiones, se ha convertido en peligroso. Mi amigo ya ha tenido un par de amenazas de agresión que le han podido costar un disgusto. Y ante esta tesitura ha optado por dejarse el bigote.

Pues bien: ¡esto no se puede tolerar! Por este motivo pido al señor Guerra que sea él quien se deje bigote, no vaya a ser que paguen justos por pecadores. Además, tengo entendido -y en ello confio- que el señor Guerra tiene un gran corazón y se preocupa por el bienestar y la felicidad de los que tienen algún parentesco con él. Y creo yo que en este caso se puede extender al parentesco sanguíneo también el físico. Confiando en ello, le agradezco sinceramente todo lo que, estoy seguro, va a hacer por mi amigo.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En