Tribuna:

Sentido del vértigo

El tratamiento fiscal de los fondos que invierten todos su recursos en deuda del Estado se ha convertido en un embudo capaz de absorber grandes cantidades de liquidez. Las alternativas a la renta variable se llevan gran parte del dinero escasamente dispuesto y día tras día vaporizan la ilusión de los más contumaces. La inversión, cuyo mayor aliciente es el de ser un deporte peligroso en sí mismo, pierde altura y sentido del vértigo. Ayer, cementeras, constructoras y el grupo de empresas químicas vivieron un casi vendaval de papel que motivó un caída significativa del índice general. Una cement...

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El tratamiento fiscal de los fondos que invierten todos su recursos en deuda del Estado se ha convertido en un embudo capaz de absorber grandes cantidades de liquidez. Las alternativas a la renta variable se llevan gran parte del dinero escasamente dispuesto y día tras día vaporizan la ilusión de los más contumaces. La inversión, cuyo mayor aliciente es el de ser un deporte peligroso en sí mismo, pierde altura y sentido del vértigo. Ayer, cementeras, constructoras y el grupo de empresas químicas vivieron un casi vendaval de papel que motivó un caída significativa del índice general. Una cementera, una emblemática sociedad de aguas y una empresa de maquinaria textil protagonizaron las mayores caídas.

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