Tribuna:

A remolque de los grandes

Los nervios volvieron a estar presentes en los mercados de valores ante la nueva caída que protagonizó la Bolsa de Tokio, lo que hizo que a media mañana el índice madrileño registrara un recorte de 3,41 puntos. La errática apertura de Vall Street permitió una discreta mejoría a cargo de los valores que contratan en el mercado continuo, con lo que se confirma una vez más la influencia de aquel mercado sobre los inversores españoles aunque, una vez cerradas las bolsas locales, las bajas ganaban otra vez terreno.Estos eran los hechos puntuales de un mercado que no sabe bien a qué atenerse ante l...

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Los nervios volvieron a estar presentes en los mercados de valores ante la nueva caída que protagonizó la Bolsa de Tokio, lo que hizo que a media mañana el índice madrileño registrara un recorte de 3,41 puntos. La errática apertura de Vall Street permitió una discreta mejoría a cargo de los valores que contratan en el mercado continuo, con lo que se confirma una vez más la influencia de aquel mercado sobre los inversores españoles aunque, una vez cerradas las bolsas locales, las bajas ganaban otra vez terreno.Estos eran los hechos puntuales de un mercado que no sabe bien a qué atenerse ante las oscilaciones de los grandes, pero que aprovecha. cualquier ocasión para mejorar sus precios. A lo largo de la semana se han producido varios ajustes al alza aprovechando las tranquilas aperturas de Wall Street, lo que parece indicar que hay instituciones que han comenzado a ejercer algún tipo de tutelaje sobre sus precios.

Esos intentos de mejora no han podido evitar que en el total de la semana se haya perdido un 3%, casi la mitad del descenso total de la bolsa en este año, ni que, dentro del enfoque chartista, el índice haya entrado en una de esas zonas conflictivas en las que no queda más remedio que referirse a posibles y futuras caídas.

Las posiciones al cierre carecen de todo interés, ya que la evolución de la semana próxima va a depender en su totalidad de lo que haga la Bolsa de Tokio en su apertura, aunque tampoco hay que olvidar las tensiones de los mercados monetarios autóctonos.

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