NECROLÓGICAS

Gregorio Aparicio, locutor y comentarista de Radio España Independiente

Ha fallecido en Madrid Gregorio Aparicio, firme y coherente luchador por la democracia. Muy joven aún, Goyo participó en la guerra civil. Al terminar la contienda pasó por un campo de concentración francés y llegó a la URSS en vísperas de la II Guerra Mundial. En 1941 se incorporó como voluntario al Ejército soviético y fue condecorado como participante en la defensa de Moscú y del Cáucaso. Trabajó en una fábrica moscovita y logró especializarse como profesor de español.Al final de la década de los cincuenta se integró en Radio España Independiente (REI), emisora clandestina del PCE que a la s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ha fallecido en Madrid Gregorio Aparicio, firme y coherente luchador por la democracia. Muy joven aún, Goyo participó en la guerra civil. Al terminar la contienda pasó por un campo de concentración francés y llegó a la URSS en vísperas de la II Guerra Mundial. En 1941 se incorporó como voluntario al Ejército soviético y fue condecorado como participante en la defensa de Moscú y del Cáucaso. Trabajó en una fábrica moscovita y logró especializarse como profesor de español.Al final de la década de los cincuenta se integró en Radio España Independiente (REI), emisora clandestina del PCE que a la sazón transmitía desde la capital de la URSS. Cuando la emisora se trasladó a Rumanía, Goyo actuó también como regidor y comentarista. En el verano de 1968 tuvo a su cargo la popularización del programa de acción del partido comunista checoslovaco, documento en el que Dubcek y sus compañeros habían concretado las líneas maestras de un socialismo en libertad. Al sobrevenir la irrupción de las tropas del Pacto de Varsovia, Gregorio Aparicio y el equipo de REI llevaron a los oyentes españoles la voz del PCE rechazando el atropello perpetrado.

A su regreso a España, Goyo trabajó en una editorial madrileña y militó en Comisiones Obreras. Como secretario de la Unión de Combatientes de la Guerra de España (UNEX), dedicó los últimos años de su vida a la reivindicación de los antiguos soldados discriminados por la legislación franquista.

Su esposa, Juanita, y su hija, Carmen, que ahora sufren el dolor de la pérdida, quizá encontrarán un consuelo en el limpio recuerdo que Gregorio Aparicio dejó en cuantos le conocieron.

Archivado En