Crece la división en el Partido Socialista francés

Las divisiones se acrecientan entre los barones del Partido Socialista francés (PS) a medida que se acerca el congreso de Rennes, fijado para el próximo mes de marzo y en el que puede estallar la corriente mitterrandiana, hoy mayoritaria. Ha bastado que el primer secretario, Pierre Mauroy, se pronunciara, en estos tiempos de distensión, por una reducción de los gastos militares para que arreciaran las críticas, en las que ha intervenido por primera vez el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

El dirigente comunitario y militante del PS ha advertido contra una posible "balca...

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Las divisiones se acrecientan entre los barones del Partido Socialista francés (PS) a medida que se acerca el congreso de Rennes, fijado para el próximo mes de marzo y en el que puede estallar la corriente mitterrandiana, hoy mayoritaria. Ha bastado que el primer secretario, Pierre Mauroy, se pronunciara, en estos tiempos de distensión, por una reducción de los gastos militares para que arreciaran las críticas, en las que ha intervenido por primera vez el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

El dirigente comunitario y militante del PS ha advertido contra una posible "balcanización" del partido. Mauroy afrontó el jueves en Limoges el problema tabú en Francia de la reducción de los gastos militares, que, dijo, "no pueden continuar aumentando", sino "estabilizarse y disminuir". En apoyo de sus argumentos, recordó que "todos los partidos socialistas de Europa tienen una posición favorable al desarme y a la reducción de gastos militares".Como no hay acto o declaración de un dirigente socialista que no se interprete últimamente con la vista puesta en el congreso -ya sea referida a la guerra del chador o a la forma de frenar al Frente Nacional-, la respuesta llegó inmediatamente. El ministró de Defensa, Jean-Pierre Chévénement -antiguo representante del ala izquierda del partido agrupada en el CERES y transformada ahora en la corriente Socialismo y República-, acusó a Mauroy de practicar un socialismo de oposición e ilustró su réplica parafraseando a Lenin, al asegurar que la actitud de Mauroy era la "enfermedad infantil del socialismo".

Este mismo fin de semana, Delors ha bajado por primera del altar comunitario para participar en la refriega. En un coloquio celebrado en Massy, cerca de París, Delors denunció "el ombliguismo" reinante en el PS, alertó ante el peligro de "balcanización" provocado por las divisiones actuales y atacó con crudeza a Mauroy: "Visto desde Bruselas, el PS no existe fuera de Francia desde que Lionel Jospin no es primer secretario", dijo Delors, antes de añadir que a veces él se ve obligado a suplir las ausencias de un partido "desfalleciente".

Evitar la ruptura

Mauroy respondió ayer insistiendo en su papel de secretario general que pretende ante todo evitar la ruptura, y propuso para ello una moción de síntesis a todas las corrientes del partido que se combaten en este período precongresual. El 13 de enero, el partido celebra un comité director llamado "de síntesis" y considerado la última oportunidad para llegar a un acuerdo entre los barones mitterrandianos.El enfrentamiento principal se produce entre Lionel Jospin, ministro de Educación y anterior secretario general, y Laurent Fabius, presidente de la Asamblea Nacional y candidato frustrado del presidente François Mitterrand a la secretaría general, que finalmente ocupó Mauroy después de las elecciones presidenciales de mayo de 1988. La batalla entre Jospin y Fabius amenaza con romper la corriente AB o mitterrandiana del PS, que es mayoritaria y agrupa asimismo a las facciones de Mauroy; del presidente del grupo parlamentario, Louis Mermaz, y del ministro de Relaciones con el Parlamento, Jean Poperen.

Todos estos barones, menos Mauroy, han presentado con vistas al congreso textos separados que pueden convertirse después en mociones y dar lugar a la creación de nuevas tendencias. Las corrientes minoritarias encabezadas por el primer ministro, Michel Rocard, y por Chévénement han presentado también contribuciones escritas al congreso.

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En el fondo, las discrepancias ideológicas entre los exponentes de la corriente mitterrandiana son mínimas, y todo el debate se reduce a las ambiciones presidenciales de los barones socialistas, es decir, a las diversas tácticas para situarse mejor de cara a la sucesión de Mitterrand.

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