LA BATALLA POR EL VOTO EN GALICIA

Fraga afronta hoy una "batalla decisiva" en su vida política

Manuel Fraga libra hoy la batalla política más importante de su vida. Tras una larga campaña, iniciada a finales del pasado mes de julio, el líder de la derecha conservadora se somete hoy al juicio electoral de sus paisanos gallegos con la confianza, y casi la exigencia, de ganar las elecciones a la presidencia de la Xunta y derrotar así por primera vez en su carrera a los socialistas. El PSOE, por su parte, considera que la trascendencia de su posible derrota sería escasa porque el tiempo juega a su favor.Fraga no sólo está emplazado a triunfar en su tierra por el alarde que siempre ha hecho ...

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Manuel Fraga libra hoy la batalla política más importante de su vida. Tras una larga campaña, iniciada a finales del pasado mes de julio, el líder de la derecha conservadora se somete hoy al juicio electoral de sus paisanos gallegos con la confianza, y casi la exigencia, de ganar las elecciones a la presidencia de la Xunta y derrotar así por primera vez en su carrera a los socialistas. El PSOE, por su parte, considera que la trascendencia de su posible derrota sería escasa porque el tiempo juega a su favor.Fraga no sólo está emplazado a triunfar en su tierra por el alarde que siempre ha hecho de su identificación con Galicia, sino que además ha ido cerrando las puertas a su protagonismo a su política nacional. Primero al renunciar a ser candidato a la presidencia del Gobierno de la nación y después al comprometerse públicamente a ceder la presidencia del PP, en la primavera próxima, a José María Aznar.

En estas circunstancias, al fundador de Alianza Popular, promotor de Coalición Democrática y máximo representante de Coalición Popular no le quedan apenas salidas en este callejón electoral. El dramatismo del desafío ha quedado de manifiesto tanto en comentarios del propio Fraga, quien ha reconocido que está inmerso en una "batalla decisiva" como de su sucesor. Aznar planteó en el último mitin de la campaña, celebrado en Vigo, la necesidad de que Fraga sea presidente de Galicia como un reconocimiento y, en definitiva un pago, a la "deuda" que España tiene con él por su contribución a la transición democrática.

Nuevo frente

Desde otra perspectiva, a Aznar le conviene que Fraga se instale en Galicia y que desde la plataforma que le ofrece la política autonómica abra un nuevo frente de ataque al Gobierno de Felipe González. Superada la etapa de Gerardo Fernández Albor, ostensiblemente marginado de estas elecciones, Aznar confía en que el ímpetu de Fraga rentabilice las discrepancias que con la Administración central tienen los Gobiernos autonómicos que no preside el PSOE.

Los socialistas, por su parte, disfrutan de las perspectivas de un considerable aumento de votos, que se puede traducir en un incremento de los 22 escaños que consiguieron en 1985 hasta superar los 30 diputados, según algunas encuestas. El PSOE puede llegar a encontrarse ante la opción de gobernar en minoría, a costa de depender del apoyo parlamentario de la izquierda nacionalista, reivindicadora de reformas en el estatuto de autonomía para ampliar las competencias del autogobierno, y permanecer en la oposición, para ejercer un control implacable sobre Fraga. Pese a la heterogeneidad, y presumible inestabilidad, de una mayoría formada por el PSOE, Coalición Galega, Esquerda Galega, Bloque Nacionalista Galego y EU -si ésta obtiene representación-, los socialistas no han descartado totalmente promover este bloque anti-Fraga.

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