Tribuna

S. B. y la 'quinta del Buitre'

Convéncete, S. B., no es la porca miseria, ha sido el sorteo. Los sorteos son testarudos y han decidido que dos grandes de Europa no puedan estar juntos en Viena allá por la primavera de 1990. Pero uno de los dos tiene que estar en esa final. Y yo estoy seguro de que, como en mayo pasado, nos veremos juntos para homenajear al campeón. En Barcelona supiste ganar y tuviste un entrañable recuerdo para mi Real Madrid antes de comenzar el partido.Te conocí hace ya años, cuando comenzabas tu andadura en el mundo del fútbol, y desde ese momento pensé que nos encontraríamos pronto en la confron...

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Convéncete, S. B., no es la porca miseria, ha sido el sorteo. Los sorteos son testarudos y han decidido que dos grandes de Europa no puedan estar juntos en Viena allá por la primavera de 1990. Pero uno de los dos tiene que estar en esa final. Y yo estoy seguro de que, como en mayo pasado, nos veremos juntos para homenajear al campeón. En Barcelona supiste ganar y tuviste un entrañable recuerdo para mi Real Madrid antes de comenzar el partido.Te conocí hace ya años, cuando comenzabas tu andadura en el mundo del fútbol, y desde ese momento pensé que nos encontraríamos pronto en la confrontación deportiva. Pusiste empeño empresarial, fuerza, imaginación y dinero. Y fijate que llevas las iniciales de Santiago Bernabéu, nuestro inolvidable presidente. Por eso ahora, escribiendo estas líneas camino de Milán, sólo te deseo suerte en el futuro. Pero trataré, con mis iniciales, que son también las de mi equipo, que no repitas nuestra historia de aquellas cinco copas, una detrás de otra.

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Además, pienso que esta es la quinta del Buitre. Pero no la quinta que puedan pensar aquéllos que benévolamente me lean. Es la quinta oportunidad que tienen mis jugadores para ganar a tu equipo, ya que en las cuatro anteriores no pudieron hacerlo. Por eso esta vez os deseo sólo suerte en el futuro. Creo que debe llegar la hora en que unos chicos que empezaron juntos a estudiar -perdón, a jugar- en la cantera madridista consigan aprobar esa odiosa obsesión que aquí llamamos la asignatura pendiente, aunque seamos los únicos que en España, hace muchos años, sacamos matrícula de honor en Europa.

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