Un Mig soviético sin piloto se estrella en Bélgica tras recorrer parte de Europa

Un avión de combate Mig 23, de fabricación soviética, sobrevoló en la mañana de ayer, sin piloto, numerosas zonas habitadas de tres países de la Alianza Atlántica (Alemania Occidental, Holanda y Bélgica) y se estrelló contra una casa de la localidad belga de Kooigem, cerca de la frontera francesa. Un joven de 19 años resultó muerto instantáneamente por el impacto.A última hora de la tarde comenzaron a despejarse algunos de los numerosos puntos oscuros en torno al incidente, que, salvando las distancias, recuerda la aventura del joven piloto alemán occidental Mathias Rust, que en mayo de 1987 a...

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Un avión de combate Mig 23, de fabricación soviética, sobrevoló en la mañana de ayer, sin piloto, numerosas zonas habitadas de tres países de la Alianza Atlántica (Alemania Occidental, Holanda y Bélgica) y se estrelló contra una casa de la localidad belga de Kooigem, cerca de la frontera francesa. Un joven de 19 años resultó muerto instantáneamente por el impacto.A última hora de la tarde comenzaron a despejarse algunos de los numerosos puntos oscuros en torno al incidente, que, salvando las distancias, recuerda la aventura del joven piloto alemán occidental Mathias Rust, que en mayo de 1987 aterrizó con una pequeña avioneta en la plaza Roja de Moscú.

La televisión belga anunció que la URSS había reconocido que el aparato procedía del suroeste de Polonia, donde participaba en unas maniobras, y que el piloto, de nacionalidad soviética, tuvo que abandonar el Mig por motivos técnicos. La agencia Tass confirmó posteriormente la información.

El avión fue interceptado apenas traspasó las fronteras de la OTAN por cazas F-5 norteamericanos. Estos comprobaron que el intruso no llevaba piloto ni bombas nucleares, tal y como aseguró por televisión un portavoz del Ejército belga, según el cual, de haberse dado esta última circunstancia, se habría derribado al Mig. El riesgo de explosión atómica habría sido mínimo, ya que ésta no puede producirse si las armas no están montadas, pero sí se habría podido producir una intensa contaminación radiactiva.

Según la misma fuente, se permitió que el aparato continuase su ruta con la esperanza de que se estrellara en el mar, ya que su destrucción sobre zonas pobladas habría podido resultar catastrófica. Tras estrellarse, se produjeron pequeñas explosiones de armas convencionales.

La aventura del avión fantasma sorprendió al máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, en París, donde ayer inició una visita de Estado, y, hablando de la perestroika, aseguró: "Estamos condenados al éxito".

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