Cisma en el Congreso de la Abogacia tras el 'portazo' de los críticos

El V Congreso de la Abogacía, primero que se celebra en la etapa democrática, consumó ayer el cisma entre los abogados del sector oficial y los críticos al abandonar las sesiones unos 300 representantes de este último sector. Los problemas formales relativos a las votaciones, que originaron el jueves la paralización parcial de las actividades del encuentro, que finaliza hoy en Palma de Mallorca y al que asisten 2.000 abogados, se agudizaron ayer en las sesiones plenarias y fueron la espoleta que originó la escisión.

Los miembros del sector crítico se han unido a lo largo del encuentro, ...

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El V Congreso de la Abogacía, primero que se celebra en la etapa democrática, consumó ayer el cisma entre los abogados del sector oficial y los críticos al abandonar las sesiones unos 300 representantes de este último sector. Los problemas formales relativos a las votaciones, que originaron el jueves la paralización parcial de las actividades del encuentro, que finaliza hoy en Palma de Mallorca y al que asisten 2.000 abogados, se agudizaron ayer en las sesiones plenarias y fueron la espoleta que originó la escisión.

Los miembros del sector crítico se han unido a lo largo del encuentro, partiendo de posiciones muy diferentes, en una operación de derribo del presidente del Consejo General de la Abogacía, Antonio Pedrol, y de su directiva. Este sector consiguió ayer bloquear dos horas el desarrollo del congreso, y por la tarde, tras rechazar una oferta de la presidencia, abandonó masivamente el auditorio, entre gritos de dimisión a la mesa presidencialLos críticos -claramente minoritarios respecto al sector oficial, ya que sólo suponen una cuarta parte de los 2.000 asistentes- controlaron el debate toda la mañana, ya que la mayor parte de los oficialistas, aprovechando el buen tiempo, habían ido de excursión o de compras por la isla confiados en que las votaciones, según lo previsto en el reglamento, se producirían entre las seis y las ocho de la tarde.

Sin embargo, la corriente progresista, encabezada fundamentalmente por la Coordinadora de Abogados Jóvenes, que durante la mañana fue mayoritaria en la sala, intentó que se votara la primera ponencia nada más debatirse. De haberse hecho así, la mayoría de las enmiendas se habrían incorporado a los textos de la ponencia, lo que no convenía al sector oficial, que esperaba arrasar a los críticos en las votaciones en cuanto regresaran los congresistas que se habían ido a visitar la isla. Pasa a la página 22

Los abogados críticos piden la dimisión de la directiva

Viene de la primera páginaLa mesa presidencial se opuso tajantemente a la propuesta de los críticos de votar las ponencias fuera de la hora prevista y recordó que el reglamento aprobado en la sesión inaugural establecía un período de dos horas para votaciones al final de cada jornada. En ese momento se produjeron escenas de tensión y enfrentamientos verbales entre los asistentes. Un oficialista gritó "filibusteros" dirigiéndose a los críticos, lo que fue contestado desde el otro sector con otro grito: "Fascistas". La crisis era tal, que un destacado miembro de la corriente oficial reconocía al final de la mañana: "Esto se nos ha ido de las manos".

El problema de las votaciones que se había iniciado el día anterior en los debates de cada comisión, volvió en toda su intensidad. Las actividades del pleno quedaron bloqueadas, ya que los críticos se negaron a continuar el debate de la segunda ponencia si antes no se había votado la primera.

La mesa presidencial tuvo que retirarse a deliberar y Antonio Pedrol, que había evitado intervenir en los días anteriores, no tuvo más remedio que recurrir a su carisma personal para desbloquear la situación. Pedrol reconoció las deficiencias del sistema de votación, poco claro, que había originado problemas de interpretación. Algunos sectores consideraban que al votarse las ponencias y las enmiendas en las mismas papeletas de voto, se podía llegar a aprobar conclusiones contradictorias, y así lo reconoció el presidente.

Pedrol, tratando de buscar una solución y presagiando el principio del cisma, ya que los críticos estaban dominando, ofreció que todas las enmiendas que hubieran obtenido más votos positivos que negativos, aunque no hubieran superado el 20% previsto en el reglamento, pasarían al debate en el plenario. Los críticos se negaron a este acuerdo alegando que vulneraba el reglamento y los principios democráticos, pero no ofrecieron otra solución que el voto inmediato de las ponencias a medida que se debatían.

Ruptura

Tras varias interrupciones la sesión pudo reanudarse. La ruptura se produjo por la tarde, durante el debate de la ponencia sobre los ámbitos de actuación del abogado, aunque la cuestión podría haber sido cualquier otra, ya que no se criticaba el contenido, sino el procedimiento. Los críticos ya habían decidido, durante una asamblea celebrada en el descanso del mediodía, su estrategia de abandonar ostensiblemente la sesión.

José Mariano Benítez de Lugo, presidente de la Asociación de Abogados Demócratas por Europa (Adade), próxima a las tesis del PSOE, criticó duramente la desorganización y el caos en que se encontraba sumido el congreso, llegando a calificar de comisión desorganizadora a la mesa presidencial. En otro momento acusó a los organizadores de tener recelo al pleno funcionamiento democrático del congreso y de haberlo mercantilizado.

El presidente de Adade pidió la renuncia de la mesa presidencial y de toda la directiva del Consejo General de la Abogacía, así como que el congreso se convirtiera en convención y no hubiera conclusiones.

Finalizada su intervención se produjeron dos minutos de gritos de aproximadamente de la mitad de los congresistas presentes pidiendo la dimisión de la directiva, que no quiso contestar a la petición.

Poco después intervino María Teresa Conde Pumpido, del grupo de abogados jóvenes de Vigo, en representación del sector crítico. La abogada afirmó que habían presentado una enmienda para que se derogasen los estatutos de la abogacía y la mutualidad, pero dijo que la debía transformar en enmienda al congreso, porque la situación era caótica: "Ya no sabemos ni siquiera que tenemos que votar". La letrada leyó un escrito que criticaba el desarrollo del congreso por considerar que se habían vulnerado los procedimientos democráticos y el reglamento, y lamentó la falta de sensibilidad democrática de la comisión presidencial. A continuación, con voz emocionada, afirmó: "Ni mi dignidad ni mi ética me permiten quedarme en este congreso. El que se quede, allá con su conciencia". En ese momento, unos 300 letrados puestos en pie y aplaudiendo rítmicamente, corearon gritos de "Dimisión, dimisión", aproximadamente durante un minuto, transcurrido el cual abandonaron el auditorio.

Los oficialistas reanudaron las sesiones como si nada hubiera pasado. A la hora prevista se produjeron las votaciones sin que los abogados críticos participaran en las mismas. A última hora de la noche continuaba el escrutinio de los votos, que se conocerá hoy, aunque todo hace suponer que las ponencias serán aprobadas sin mayores modificaciones.

Una vez consumada la escisión, los diversos grupos que integran el sector crítico convocaron varias ruedas de prensa para explicar sus posturas.

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