Dinamita

Raoul Walsh finaliza los años treinta e inicia los cuarenta con una catarata de obras maestras dinámicas, furiosas, vitales y aladas como de Roaring Twenties, Pasión Ciega, The strawberry Blonde o Murieron con las botas puestas. Gentleman Jim pertenece a esta hornada. Es arte regio y contundente como los puñetazos que arrea su protagonista, James Corbett, elevados a filosofía de la vida walshiana. Por sus aguas rápidas corren la comedia, el drama y el cine de acción, pura dinamita. Entorno a Gentleman Jim y al 90% del cine de Walsh se precisa una meditación de urgencia: constatar...

Raoul Walsh finaliza los años treinta e inicia los cuarenta con una catarata de obras maestras dinámicas, furiosas, vitales y aladas como de Roaring Twenties, Pasión Ciega, The strawberry Blonde o Murieron con las botas puestas. Gentleman Jim pertenece a esta hornada. Es arte regio y contundente como los puñetazos que arrea su protagonista, James Corbett, elevados a filosofía de la vida walshiana. Por sus aguas rápidas corren la comedia, el drama y el cine de acción, pura dinamita. Entorno a Gentleman Jim y al 90% del cine de Walsh se precisa una meditación de urgencia: constatar su vigencia, su actualidad por encima de la práctica mayoría de productos que hoy se hacen en Hollywood.Más cine clásico. Este de menor temperamento: Quien conquista es la mujer, comedia simple y funcional con Miriam Hopkins en el papel principal, una actriz excelentemente dotada para el género. Y la agradable Carlouche, comedia de capa y espada del francés De Broca. Por lo que hace a La edad de la inocencia, se trata de un melodrama con molestas pretensiones edificantes realizada con su acostumbrada exquisitez -la de El equívoco, la de Breve encuentro versión Burton-Loren- por Alan Bridges.