Reportaje:

Honorable contrayente

Actores especializados en discursos dan color a bodas y funerales en Japón

Uno de los 200 invitados a una boda celebrada en un céntrico hotel de Tokio es un alto ejecutivo de una importante compañía de seguros de la que es empleada la novia. Sus modales responden al cargo, y actúa con pleno dominio cuando, llegado el turno de discursos, ensalza la eficiencia y honradez que la desposada muestra en la oficina. Nadie sospecha, sin embargo, que el señor de marras es un actor contratado por la familia de la novia por un precio que oscila entre los 15.000 y los 25.000 yenes (entre 13.500 y 22.500 pesetas).

La agencia para la que trabajan estos actores es la Neko-No-...

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Uno de los 200 invitados a una boda celebrada en un céntrico hotel de Tokio es un alto ejecutivo de una importante compañía de seguros de la que es empleada la novia. Sus modales responden al cargo, y actúa con pleno dominio cuando, llegado el turno de discursos, ensalza la eficiencia y honradez que la desposada muestra en la oficina. Nadie sospecha, sin embargo, que el señor de marras es un actor contratado por la familia de la novia por un precio que oscila entre los 15.000 y los 25.000 yenes (entre 13.500 y 22.500 pesetas).

La agencia para la que trabajan estos actores es la Neko-No-Te (La Garra del Gato, en español), situada en un barrio del oeste de Tokio. En una pequeña habitación de un primer piso atestada de cosas te recibe un hombre joven y, amable, Takeo Miyashita, que, junto a Hideto Katamine, es el fundador de la empresa, creada hace 10 años para dar ideas sobre la programación de un evento. Bodas, funerales o imprevistos aparentemente más sencillos, como conseguirte una pareja para jugar hoy un doble de tenis o tranquilizar a la familia de una chica que quiere pasar la noche fuera o simplemente llegar más tarde a casa."Al principio fue difícil porque la gente no entendía cómo se podía pagar por unas ideas atípicas, pero todo va bien. Nuestros mejores clientes son personas que pueden hacer las cosas que nos piden, pero que se sienten perezosos y tienen dinero para que se las hagan otros", declara Miyashita.

Igualar la cifra de invitados

Para estos originales menesteres, la agencia cuenta con cien colaboradores especializados. Sólo un 1% de los múltiples y variados servicios que ofrece esta singular agencia está relacionado con bodas o funerales, y el 3% de sus ingresos procede de ello.Las bodas japonesas son festivales del formalismo muy costosos -la factura puede oscilar desde los cuatro a seis millones de pesetas hasta los más, de 30 millones- en los que se cuida con esmero la selección y número de asistentes. Una de las primeras peticiones que La Garra del Gato recibió fue la de aumentar el número de invitados a una boda por parte de uno de los contrayentes para igualarlos con los del otro. Hasta hace poco, cuando existía un desequilibrio se resolvía igualando el número por abajo, de manera que, si el novio tenía 50 invitados y la novia sólo 30, aquél tenía que descartar a 20 de su lista. Los servicios de La Garra del gato han acabado con estas dramáticas decisiones.

Miyashita desempeñó el año pasado, al parecer con gran éxito, el papel de un directivo de una empresa en la boda de una empleada de esa firma con un policía municipal de Tokio. Todo el mundo se lo creyó, y sobre todo los familiares y los compañeros del novio, que era de lo que se trataba.

Otro de sus papeles fue el hacerse pasar por padre de una novia en una ceremonia de pedida. El auténtico se había marchado hacía tiempo de casa y la muchacha sintió temor de que la boda no pudiera celebrarse cuando su futuro suegro, presidente de una compañía, supiera que era hija de divorciados. "Hay gente que necesita personas que mantengan una mentira que se ha dicho a la familia o a los amigos. Son peticiones muy difíciles de cumplir porque hay que abordarlas con presupuesto limitado y sin violar la ley", declara Miyashita.

Los directores de la agencia se niegan a facilitar las direcciones de sus clientes y no se sienten especialmente halagados de que la Prensa local haga publicidad de sus actividades. En el extranjero, un diario tan serio como el norteamericano The Wall Street Journal sacó hace pocas semanas en primera página un reportaje sobre esta compañía.

"No tenemos ningún interés en dar publicidad a nuestras gestiones con respecto a bodas. La única propaganda realmente beneficiosa es la del cliente satisfecho, que capta más clientes con problemas similares", dice Miyashita. En otoño próximo tienen previsto descentralizar el servicio en Tokio y montar 25 o 30 sucursales dentro de la capital, y posteriormente extenderlo a las ciudades más importantes del país. Es de suponer que aumentará también el número de actores con que cuenta la agencia para afrontar la creciente demanda.

La organización de bodas se ha convertido en Japón en un negocio lucrativo. Existe incluso una revista mensual, con una circulación media de 300.000 ejemplares, que ofrece a sus lectores ideas tradicionales, exóticas o revolucionarias sobre cómo impresionar a sus invitados en una ceremonia nupcial o cómo buscarse una esposa.

Cursos de 'ligue'

En un país donde la planificación es algo innato al carácter de sus habitantes no faltan academias que imparten cursos semestrales de ligue (150.000 pesetas la matrícula) o agencias más sofisticadas de "pague usted primero y encontrará a su media naranja". Éste es el caso del llamado curso para superelites, que organiza una firma y al que acude una media de dos centenares de alumnos, hombres y mujeres, que pagan casi 10 millones de pesetas por embarcarse en una aventura para encontrar compañía.La primera fase del curso consiste en la selección de compañero o compañera por medio de ordenador y en una estancia de cuatro días juntos en un típico lugar turístico local. Si las cosas funcionan en territorio nipón, los organizadores pasan a una siguiente fase enviando a los futuros esposos a Nueva York. Allí tendrán que dar prueba en una semana de que su comunión es perfecta, y si así ocurre, la agencia dará el visto bueno para que contraigan matrimonio en el consulado japonés de la ciudad de los rascacielos.

Después de la ceremonia oficial, la pareja está lista para miciar su luna de miel con un espectacular crucero por el Caribe y una gira por cinco ciudades extranjeras. Al regreso les estará esperando una limusina que llevará a los novios desde el aeropuerto de Narita, que se encuentra a más de 60 kilómetros de Tokio, hasta el hotel donde tendrá lugar el banquete de boda.

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