ELECCIONES MUNICIPALES EN FRANCIA

Lyón, esa ciudad de paso

La RPR quiere arrebatar la alcaldía a la UDF y castigar a Raymond Barre

JOSÉ A. SOROLLA ENVIADO ESPECIAL, Lyón sufre el síndrome de la ciudad de paso que busca un lugar en el mundo. No sólo en Francia, donde esa búsqueda se refleja en la eterna polémica con Marsella sobre cuál de las dos ciudades es la segunda del país, sino en Europa. Lyón quiere encontrar un sitio en el polígono formado por Barcelona, Ginebra, Milán y Francfort. Éste es uno de los temas estrella de la campaña electoral, junto al de la edad del alcalde, Francisque Collomb, de 78 años, que aspira a un tercer mandato.

Pero los comicios municipales trascienden sobre todo al plano nacional por...

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JOSÉ A. SOROLLA ENVIADO ESPECIAL, Lyón sufre el síndrome de la ciudad de paso que busca un lugar en el mundo. No sólo en Francia, donde esa búsqueda se refleja en la eterna polémica con Marsella sobre cuál de las dos ciudades es la segunda del país, sino en Europa. Lyón quiere encontrar un sitio en el polígono formado por Barcelona, Ginebra, Milán y Francfort. Éste es uno de los temas estrella de la campaña electoral, junto al de la edad del alcalde, Francisque Collomb, de 78 años, que aspira a un tercer mandato.

Pero los comicios municipales trascienden sobre todo al plano nacional porque Lyón es la mayor ciudad de Francia donde la derecha se presenta dividida.Michel Noir, ex ministro de Comercio Exterior de Jacques Chirac, quiere ser alcalde de Lyón y desplazar de la presidencia del Ayuntamiento a Francisque Collomb, de la Unión por la Democracia Francesa (UDF). Es la segunda vez que lo intenta, tras su fracaso de 1983, cuando fue ampliamente batido por el dirigente de la UDF. Las ambiciones personales de Noir explican sólo en parte, sin embargo, la división de la derecha.

La edad y los sondeos

Otra razón de mayor calado es la pretensión de la Asamblea por la República (RPR) de conquistar la tercera ciudad francesa y, de paso, torpedear la carrera política del ex primer ministro centrista Raymond Barre, que se ha comprometido a fondo en la lista de Francisque Collomb. El líder de la RPR, Jaeques Chirac, partidario de la unidad, cedió ante los consejos de su secretario general, Alain Juppé, que cree firmemente en las posibilidades de Noir, militante del ala renovadora del partido y celoso guardián de su imagen de independencia y de apertura. Los sondeos le dan la razón, ya que Noir aventaja en casi 20 puntos al actual alcalde, cuya avanzada edad se ha convertido en el elemento central de la campaña.

A falta de grandes diferencias entre las dos formaciones de la derecha, los 78 años de Francisque Collomb pueden ser decisivos, hasta el punto de que se dice por la ciudad que al candidato de la RPR le basta con exhibir un único programa: "Soy Michel Noir, de 45 años". "La edad", afirma Henri Chabert, portavoz de la candidatura de Noir, "es un elemento que ha contado, aunque nosotros no hemos hablado nunca de eso. Pero creo que los lioneses consideran que la edad es un problema. El alcalde corre sus riesgos".

La UI)F se ha dado cuenta tarde del problema. Sólo André Soulier, primer teniente de alcalde, un impetuoso abogado motejado de impaciente y ambicioso, avisaba del peligro. "El alcalde sólo tiene: un handicap, la edad", confesaba el pasado domingo, mientras confiaba aún en que Francisque Collomb hiciera un gesto anunciando su retirada, de la que él sólo podría salir beneficiado. Pero Collomb, tras 12 años en la alcaldía, a la que llegó como alcalde provisional, prosigue. Partidario desde siempre de delegar funciones con la condición de permanecer, Collomb tiene fama de obstinado, colérico y pésimo orador.

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Soulier admite que Michel Noir, con su vitola de independencia sustentada en una atractiva figura de galán cinematográfico, muerde un 40% del electorado de la UDF. Por eso la última semana de la campaña incide en la denuncia del candidato de la RPR. "Lyón no puede ser el distrito 21 de París ni la filial de la RPR. Le diremos a nuestro electorado que vote para mantener la primera ciudad en manos de la UDF", asegura el teniente de alcalde Soulier con un dinamismo que pretende desmentir el inmovilismo del que se acusa al actual equipo de gobierno. "¿Usted no me ve dinámico?", pregunta mientras saluda a los clientes de un bar de la zona peatonal de la ciudad. "Es gente que me reconoce". Demasiado dinámico, se dice en Lyón, para una clase política encerrada en su propio discurso, que le reprocha además su pasado socialista.

Ese discurso no logra superar el síndrome de la ciudad de paso, del que las campañas sobre la intemacionalización son un síntoma. "Hay que acabar con que la gente conozca Lyón por el túnel de La Fourviere y por el tiempo que ha pasado en el atasco de tráfico", señala Chabert. Sin olvidar el lugar de Lyón en Europa y la construcción de otro túnel, Noir propone como prioridad "que la ciudad pertenezca a sus habitantes, con la adopción de medidas sociales en educación y sanidad, y el salario mínimo de reinserción, para, juntos, vivir mejor, como dice nuestro eslogan". "No basta con amar Lyón, hay que estar órgulloso de ella", reprocha Soulier a Noir, que "ha elegido la división por ambición personal" y "pretende utilizar el sillón de la alcaldía para hacer una carrera nacional". Es decir, está de paso.

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