Tribuna:

El IPC paralizó el mercado

El IPC de enero confirmó una buena parte de las expectativas más negativas que se habían barajado con anterioridad y sumió a los mercados de valores en un desconcierto total, pues nadie sabe si este dato está suficientemente descontado. Aun así, la verdadera preocupación de los inversores no está en las primeras reacciones de las cotizaciones, sino en los ajustes que pueda realizar el Banco de España para tratar de contener el fuerte crecimiento inflacionario. Pero hasta la publicación de este dato, casi concluida la sesión, todo había transcurrido con tranquilidad, aunque hubo algunos rumores...

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El IPC de enero confirmó una buena parte de las expectativas más negativas que se habían barajado con anterioridad y sumió a los mercados de valores en un desconcierto total, pues nadie sabe si este dato está suficientemente descontado. Aun así, la verdadera preocupación de los inversores no está en las primeras reacciones de las cotizaciones, sino en los ajustes que pueda realizar el Banco de España para tratar de contener el fuerte crecimiento inflacionario. Pero hasta la publicación de este dato, casi concluida la sesión, todo había transcurrido con tranquilidad, aunque hubo algunos rumores que intentaban animar al dinero, tal vez para poder colocar mejor algunos picos, aún pendientes.Hubo unos cuantos valores que registraron pequeñas mejoras gracias a sus anteriores recortes y algún que otro "por si acaso" patrocinado por aquellos que creían que todo estaba ya descontado. Hasta el momento de cotizar el sector bancario, el índice general mostraba una recuperación de 52 centésimas. La ausencia de órdenes de venta importantes había llevado a esa situación, y empujó a creer en el descuento previo de las malas noticias. Los bancos volvieron a enfriar el ambiente, y llevaron el indicador del mercado a esa cesión simbólica de tres centésimas, que le mantiene en el nivel mínimo del año y con un volumen de contratación acorde con las circunstancias. Las posiciones al cierre sólo mostraban la sorpresa de los asistentes y la ausencia de movimientos propia de quien no sabe bien qué hacer.

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