Un elefante del tamaño de un mosquito
El Teatro Real fue el empeño de una niña. La futura reina Isabel II pedía a sus padres, Fernando VII y María Cristina, un teatro como los de Italia. No fue fácil construir una de las obras más complejas de Europa. Según el arquitecto de la actual remodelación, José Manuel González Valcárcel, es el único teatro de ópera que tiene una cúpula Fortuny. "El problema", añadió, "es que nos domina la altura y que nos falta anchura para poder hacerlo todo más sólido".La voz de la Alboni inauguró el Teatro Real, tras no pocos retrasos, el 19 de noviembre de 1850. Se representó,...
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El Teatro Real fue el empeño de una niña. La futura reina Isabel II pedía a sus padres, Fernando VII y María Cristina, un teatro como los de Italia. No fue fácil construir una de las obras más complejas de Europa. Según el arquitecto de la actual remodelación, José Manuel González Valcárcel, es el único teatro de ópera que tiene una cúpula Fortuny. "El problema", añadió, "es que nos domina la altura y que nos falta anchura para poder hacerlo todo más sólido".La voz de la Alboni inauguró el Teatro Real, tras no pocos retrasos, el 19 de noviembre de 1850. Se representó, La Favorita, de Donizetti. La último ópera que sonó en el escenario fue La Bohéme, en la voz de Miguel Fleta, el 5 de abril de 1925. Desde entonces, la sala, como la burguesía que acudía a las respresentaciones, fue desmoronándose. El edificio se convirtió en testigo de la historia: fue polvorín durante la Guerra Civil, además de centro de reunión de los Diputados, cuartel de la Guardia Civil y salón de baile.
En 1965, se reconvirtió en sala de conciertos. Una de las mayores estructuras operísticas del mundo se transformó en un escenario minúsculo, como si un elefante se hubiera reducido al tamaño de un mosquito. El 12 de octubre de 1992, si se cumplen las previsiones, los madrileños podrán asistir atónitos al descubrimiento de un teatro que teníamos enfrente.