Cartas al director

Talante militar

Dos jóvenes militares -un teniente y un sargento de Ingenieros- casi recién salidos de la Academia morían hace apenas unos días al alcanzarles de lleno la explosión de una carga durante unos ejercicios. Ésta es, en esencia, la noticia dada por los medios de comunicación, que, excepto el suyo, poco más añaden.Y es de agradecer a su redactora la información que nos proporciona, pues por ella hemos sabido que los dos hombres -hombres en todo el sentido de la palabra-, antes de acercarse al peligro, ordenaron a sus soldados alejarse de él. Conscientes del riesgo, como profesionales, lo asumieron p...

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Dos jóvenes militares -un teniente y un sargento de Ingenieros- casi recién salidos de la Academia morían hace apenas unos días al alcanzarles de lleno la explosión de una carga durante unos ejercicios. Ésta es, en esencia, la noticia dada por los medios de comunicación, que, excepto el suyo, poco más añaden.Y es de agradecer a su redactora la información que nos proporciona, pues por ella hemos sabido que los dos hombres -hombres en todo el sentido de la palabra-, antes de acercarse al peligro, ordenaron a sus soldados alejarse de él. Conscientes del riesgo, como profesionales, lo asumieron para sí tras haberlo evitado para sus subordinados.

Poco cabe añadir. Ambos conocían el oficio y sabían su deber. Ya lo habían aprendido. Servidumbre y grandeza de una profesión que dice bien del talante de nuestros militares, ahora no por todos comprendidos. El teniente Casado y el sargento Buil, de 26 y 23 años, respectivamente, han dado cumplida explicación. Quien tenga oídos que oiga, y a ellos, que Dios les bendiga.

Su periódico nos lo ha contado como sucedió. Gracias, señor director, por el detalle.-

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