Tribuna:

El tres

El canon del tiempo nuevo está representado por el número tres. El dos es el guarismo de la duplicidad o el enfrentamiento, de la conmutabilidad absoluta, al estilo de los gemelos, o del antagonismo, al estilo de la enemistad tribal. El tres es equilibrio.Toda la teoría y la praxis de los últimos decenios se ha basado especialmente en la tensión de¡ dos, Estados Unidos y la URSS, Norte y Sur, chicos y chicas. Pero toda esta engorrosa oposición se ha ido gradualmente a pique. Los superconductores demuestran la capacidad de aparear a electrones opuestos, y las torres del Trade World Center en Nu...

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El canon del tiempo nuevo está representado por el número tres. El dos es el guarismo de la duplicidad o el enfrentamiento, de la conmutabilidad absoluta, al estilo de los gemelos, o del antagonismo, al estilo de la enemistad tribal. El tres es equilibrio.Toda la teoría y la praxis de los últimos decenios se ha basado especialmente en la tensión de¡ dos, Estados Unidos y la URSS, Norte y Sur, chicos y chicas. Pero toda esta engorrosa oposición se ha ido gradualmente a pique. Los superconductores demuestran la capacidad de aparear a electrones opuestos, y las torres del Trade World Center en Nueva York ponen de manifiesto el tedio diario del face to face. Se ha arruinado el espectáculo de los duelos, el atractivo de la paridad. Todo el morbo descansa hoy en el trío y el tornasol de¡ número tres. El trío es poliédrico, fomenta los biseles, propicia la diversidad. Ya no hay evidencia de dos clases sociales, sino la partición en tres estamentos compuestos por muy ricos, muy pobres y gente común. Igualmente, los problemas generacionales padres-hijos han estallado en la tridimensionalidad de los jóvenes en paro, los ocupados de mediana edad y los ancianos con el ocio vacío.

Políticamente, el fortalecimiento europeo ha matizado la bipolaridad ruso-norteamericana. Y económicamente, la pugna Japón, Europa, Estados Unidos, ha destruido la antigua presencia de sólo dos continentes en liza. El número dos es el guarismo de la beligerancia, mientras que el tres es la cifra de la transacción. La derecha y la izquierda se vigorizan mientras están solas, pero vacilan con la emergencia del centro. Madrid y Barcelona se desafían, pero atenúan su encono cuando comienza a crecer, y no sólo futbolísticamente, Sevilla. El tres es el número cabal de un ciclo y el primero que confunde el principio y el fin de una figura sobre el plano. Su emblema es el valor relativo de cada punto. Por eso, entre otros vetustos ejemplos, el cara a cara de la anuncia da huelga general, Redondo González, adquiere hoy el aire de: algo irreal o casi mítico.

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