Entrevista:ENTREVISTA CON EL SECRETARIO DE LOS COMUNISTAS ITALIANOS

El PCI impulsará una nueva izquierda europea

Achille Occhetto quiere hacer de su partido una alternativa reformista a la DC

El Partido Comunista Italiano, el mayor de Occidente, quiere jugarse todas sus cartas en la construcción de la nueva Europa. Lo ha declarado el nuevo secretario del partido, Achille Occhetto, en la primera entrevista concedida a un diario español, mantenida con este corresponsal en su austero despacho de Botteghe Oscure, el mismo que un día ocuparon Togliatti y Berlinguer. Occhetto propone una "vía europea al socialismo" y pide una "nueva asamblea constituyente para Europa"."Europa", dice, "es y será cada vez más nuestro horizonte cultura¡ y político. Una Europa unida, democrática, que sea de ...

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El Partido Comunista Italiano, el mayor de Occidente, quiere jugarse todas sus cartas en la construcción de la nueva Europa. Lo ha declarado el nuevo secretario del partido, Achille Occhetto, en la primera entrevista concedida a un diario español, mantenida con este corresponsal en su austero despacho de Botteghe Oscure, el mismo que un día ocuparon Togliatti y Berlinguer. Occhetto propone una "vía europea al socialismo" y pide una "nueva asamblea constituyente para Europa"."Europa", dice, "es y será cada vez más nuestro horizonte cultura¡ y político. Una Europa unida, democrática, que sea de los ciudadanos, del pueblo europeo. Lo que nos preocupa es que la unidad política avanza más lenta que la económica. Por ello pedimos una nueva asamblea constituyente para Europa. Los comunistas italianos entendemos nuestra función europea del mismo modo que en el pasado habíamos interpretado nuestra función nacional".

Pregunta. ¿Es decir?

Respuesta. Que lo mismo que entonces se trató de llevar a las masas populares, obreras y campesinas y a los grupos intelectuales de nuestro país a dar la batalla a favor de la construcción de un Estado democrático y republicano, hoy nuestra función nacional y europea es la de conducir a Italia, a toda Italia, comprendido el Mezzogiorno pobre, a Europa. Por eso la dimensión europea no es, para nosotros, algo que se añade a nuestra política nacional, como hacen de forma miope y pasota otras fuerzas en Italia y en Europa.

P. Entonces, ¿usted cree en la unión de las fuerzas de izquierda en Europa?

R. Sí, creo en ella. En Europa se han afirmado partidos y moviinientos que buscan caminos originales de afirmación de la democracia y del socialismo, que intentan conjugar libertad e igualdad, los dos grandes valores de la modernidad que históricamente se han separado y contrapuesto.

La izquierda europea

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P. ¿Y cuáles serían las ventajas concretas de la unión de dichas fuerzas progresistas?

R. Que puede contribuir a superar la ruptura histórico-política entre Occidente y Oriente; que puede conducir a la reunificación del movimiento obrero y hacer de la izquierda europea la gran protagonista de un mundo único y cada vez más interdependiente. Es la lección que nos llega de Olof Palme, Willy Brandt, Enrico Berlinguer. Sobre todo ello trabajamos para ofrecer nuestra aportación autónoma y original ya a partir de las próximas elecciones europeas.

P. ¿Cómo definiría entonces la política que su nuevo partido desea realizar en Italia?

R. Nuestra política se basa en un reformismo fuerte. Pero un reformismo que no se conforma con retoques (le fachada, sino que interviene sobre las contradicciones de fondo de la sociedad con propuestas realistas que pueden cambiar el eje mismo de nuestro desarrollo. Nuestra propuesta, por último, es la de una alternativa dernocrática y reformadora que tenga como protagonistas a las fuerzas del progreso. Para poder llegar a esa alternativa y salir de nuestra anterior política de colaboración, pedimos una reforma de la ley electoral que permita al ciudadano de ahora en adelante decidir directamente, a la hora de votar, sus gobiernos y sus programas.

Occhetto habla concentrándose, sin gesticular. Mueve solamente, con la mano derecha, una botella de agua mineral vacía. A veces, durante la entrevista, da la impresión de que se le esté examinando. No hay en él arrogancia. Y hablando con él de tú a tú es lo más opuesto a la fuerza que desencadena en sus discursos, cuando arrebata a los militantes de base. Los caricaturistas lo presentan como un pato, recordando su apellido. Casi tierno. En realidad, algo se le ha pegado de su maestro Berlinguer: como un velo de pudor, de reserva, de seriedad y hasta de timidez. Pero los que le conocen de cerca saben que es capaz de demostrar humor, que le gusta cocinar para los amigos y que es un hueso más duro de pelar de lo que aparenta. A quienes hablan de un PCI "en agonía", los que rodean a Occhetto contestan que el nuevo secretario no cejará en su intento,que venderá cara su piel antes de abandonar las armas, que es un turinés dificil de doblegar.

A una sola pregunta ha preferido no responder: a lo que opina sobre el enfrentamiento en España entre Felipe González y Nicolás Redondo. "Necesitaría", dice, "mayor información para poder opinar".

P. Los jóvenes son hoy muy sensibles al problema nuclear. ¿Cuál va a ser la política de su partido en este país?

R. Ya en el último congreso de Florencia, la propuesta considerada más antinuclear había perdido por sólo 17 votos. Y la que salió ganadora, considerada erróneamente nuclearista, tampoco lo era. Pero desde entonces, y sobre todo después de Chernobil, en este campo hemos cambiado radicalmente. Hoy, el partido está en contra de las centrales nucleares y a favor de nuevas fuentes alternativas de energía limpia.

P. Según el presidente De Mita, la política del Gobierno de Felipe González y del PSOE corresponde a la de la Democracia Cristiana. ¿Usted qué opina?

R. Habría que ver si Felipe ha tomado eso como una alabanza o como un insulto.

P. 0 sea, que usted no está de acuerdo.

R. Yo espero que no sea así, porque la política de la DC se está alejando, en algunas cuestiones, del reformismo católico arraigado en Italia. La DC es un partido muy complejo, en el que existen tendencias reformistas que han hecho una gran contribución a la historia democrática italiana. Pero creo que, actualmente, la lucha por el poder entre democristianos y socialistas ha oscurecido sus grandes ideales, incluso aquellos que son propios de la tradición cristiana.

P. Hace poco, el escritor Leonardo Sciascia decía no entender cómo usted no se da cuenta de que Craxi le está tendiendo una mano que usted no quiere estrechar.

R. Precisamente acabo de tener un encuentro con Craxi, el primero con un secretario de partido desde que estoy al frente del mío, para informarle sobre mi reunión en Argelia con Arafat. Y le he planteado el problema opuesto, es decir, que desde hace tiempo estamos pidiendo al partido socialista que nos pongamos de acuerdo, por lo menos sobre una cuestión, todas las fuerzas reformistas y reformadoras del país, porque yo creo que eso es posible e importante.

P. ¿Podría ser esa cuestión la defensa del nuevo Estado palestino?

R. Es posible, porque Craxi ha hecho una declaración muy semejante a la mía tras nuestro encuentro de hoy.

P. ¿Y cómo responderá el Gobierno?

R. Eso es lo que hay que ver.

P. Hace nueve años, durante el XV Congreso nacional del partido, usted afirmó a este mismo diario: "Existe una ambigüedad en el partido socialista porque aún no ha decidido en qué estrategia moverse". ¿Cree que se trata de agua pasada y que ha llegado el momento de vivir en la casa común de la izquierda?

R. La ambigüedad del partido socialista está en los hechos. Los socialistas dicen que quieren crear una verdadera alternativa al sistema de poder de la DC. Pero después, en la práctica, parece como si quisieran impedir el consenso de las fuerzas progresistas. Le pongo un ejemplo: hoy es sobre todo la DC, con su sistema de poder, la que más interesada está en el viejo tipo de estatalismo. Un estatalismo clientelista, despilfarrador e ineficaz, en el cual la conexión entre intereses públicos y privados es máxima y se favorece la corrupción. Y el PSI, en estos años, no ha puesto nunca en tela de juicio dicha concepción del Estado, y sólo ha pretendido sustituir a la DC en la ocupación de ese Estado. Nosotros criticamos esa política y lucharnos para hacer cambiar la línea del PSI. También los socialistas, como nosotros, como toda la izquierda, tienen que renovarse y cambiar.

P. Pero a ustedes, por ejemplo, no les gusta que el partido socialista haya abierto un diálogo con ciertos movimientos cristianos.

R. Nuestra crítica al PSI no se ha referido nunca al hecho de que hayan dialogado con los católicos, con la DC o con Comunión y Liberación. Más aún, consideramos que ello es un éxito de nuestra política, que desde Togliatti a Berlinguer, a diferencia del PSI, ha hecho siempre de la cuestión católica y vaticana una cuestión nacional. Nuestra críti

El PCI impulsará una nueva izquierda europea

ca va dirigida al hecho de que el flirt entre PSI y Comunión y Liberación, por ejemplo, exalta los integralismos ideológicos y se reduce a un simple compromiso de poder. Y, digámoslo con franqueza, a una repartición entre integrismos, a una especie de libanización de la sociedad y del Estado, como se querría hacer, por ejemplo, privatizando la escuela italiana.P. Pero, aunque quedan ya lejos los tiempos del famoso compromiso histórico y usted busque hoy un encuentro sincero con las fuerzas socialistas, parece como si entre ustedes y los democristianos siguiese existiendo una especie de escondida connivencia.

Renovar el Estado

R. Lo que ocurre es que para construir una alternativa hay que dar vida a un nuevo frente reformador, capaz de renovar la política y el Estado.Y este frente debe tener como protagonistas a todas las fuerzas del progreso, tanto laicas como católicas. Por otra parte, el PCI, corno decía repetidamente Berlinguer, es "el segundo partido católico en Italia". Y los católicos tienen una función esencial en el camino de la alternativa. El diálogo entre comunistas y católicos tiene en Italia una larga tradición. Pero también en este campo hay que introducir novedades. El diálogo debe cambiar de signo. Por nuestra parte, tenemos que convencernos de que no basta ya con ofrecer serias garantías a los católicos, sino que debemos cambiar también nosotros. Pero también ellos tienen el problema de abandonar el redil de la unidad política de los católicos.

P. ¿Y cómo piensan resolver el problema del diálogo con la DC, ahora que han decidido lanzarse por los caminos de la alternativa reformista?

R. Sí, aquí emerge el problema de la DC. Con ella hemos te nido enfrentamientos, pero también momentos de convergencia en cuestiones de defensa y de desarrollo de. la democracia y también en asuntos relacionados con la independencia nacional. También a nivel local es posible un entendimiento. Pero, a nivel nacional, la DC y el PCI son alternativos.

P. Se tiene a veces la impresión de que para su partido, como en la irónica y triste comedia de Eduardo de Filippo, "los exámenes no acaban nunca". ¿Cuándo cree que acabarán los exámenes de democracia exigidos a los comunistas italianos?

R. Sólo aceptamos exámenes del electorado. Para nosotros no es concebible el socialismo sin democracia. Partimos de principios inamovibles que son el resultado, o bien de la doctrina liberal-democrática, o bien de la larga lucha del movimiento obrero. Hablo de la universalidad de los derechos individuales, del derecho a la autonomía y al pluralismo sindical; al pluralismo político, a la posibilidad de dar vida a alternativas de gobierno, a la división de los poderes y a la independencia de ellos de toda prevaricación y ocupación por parte de los partidos.

Detrás de la gran mesa de trabajo del nuevo secretario comunista hay sólo una gran librería. Libros, muchos libros, sólo libros, la gran pasión que a Occhetto le transmitieron, llevándole en brazos cuando era niño, hace medio siglo, escritores como Pavesi, Calvino y Cesare Balbo, compañeros de su padre en la editorial De Einaudi.

"Todos los demócratas deben apoyar la 'perestroika"

P. El presidente De Mita afirmó hace unos meses a este diario que la perestroika de Gorbachov, paradójicamente, les ha creado problemas a ustedes los comunistas italianos.R. ¿Y eso por qué? No, eso no es verdad. Desde hace años estamos hablando de la necesidad de una reforma profunda en la URSS, que ponga el acento en la democratización de aquella sociedad. Hay que reflexionar de nuevo sobre el conjunto de las ideas tradicionales del socialismo. Han pasado 15 años desde que Berlinguer fue a Moscú y habló de la democracia como un valor universal que debe ser respetado por todos. Nosotros sostenemos con interés y esperanza el proceso de reestructuración abierto por Gorbachov. El éxito de laperestroika puede tener efectos positivos sobre todo el planeta. Por eso debe ser apoyada por todas las fuerzas democráticas, y con mayor razón por las progresistas y de izquierdas.

P. Los países comunistas del Este habían llegado a conseguir una cierta autonomía interna. Hoy, curiosamente, todo pare ce más difícil incluso en Yugoslavia. ¿Cómo ve usted este problema que empieza a quitarle el sueño a Gorbachov?

R. Los problemas que se plantean hoy a los países del Esle europeo son enormes. La Comunidad Europea debe haceise cargo urgente de estos problemas, ayudándoles a salir de las tenazas que los aprietan. Es -os países están necesitados de democracia y al mismo tiempo de ayudas concretas de carácter económico y financiero.

P. ¿Y cuáles son los obstáculos, que está encontrando usted para realizar su perestroika dentro y fuera del partido?

R. En Italia tenemos sobre too lo el obstáculo de un sistema de información política muy cerrado. De ahí el que cualquier iniciativa nuestra, por valiente y dinámica que sea, acabe muy diluida. Y acerca del interior del partido, el mayor obstáculo es hacer entender a algunos que han cambiado completamente los términos de la discusión. Que conceptos como los de derechas e izquierdas ya no tienen sentido, o no lo tienen sobre los mismos problemas. Me estuerzo en hacer comprender que ya no se trata de luchar por ensanchar nuestra influencia en la sociedad, sino de presentarnos como una clara alternativa que comprenda a todas las fuerzas progresistas, laicas y católicas, de Italia.