La oposición polaca cierra filas en torno Lech Walesa

Dirigentes de Solidaridad y representantes de los comités de huelga, surgidos en la reciente oleada de protestas que inundó Polonia por segunda vez este año, han emitido un comunicado en que expresan su "respaldo a Lech Walesa de cara a las negociaciones" con el Gobierno polaco.

Un grupo de intelectuales y sindicalistas de todo el país se reunieron en sábado en Gdansk para analizar la actual situación polaca y manifestaron estar abiertos "a un entendimiento en que se preserve la identidad del sindicato". Los reunidos exigieron de las autoridades que "expresen claramente su disposici...

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Dirigentes de Solidaridad y representantes de los comités de huelga, surgidos en la reciente oleada de protestas que inundó Polonia por segunda vez este año, han emitido un comunicado en que expresan su "respaldo a Lech Walesa de cara a las negociaciones" con el Gobierno polaco.

Un grupo de intelectuales y sindicalistas de todo el país se reunieron en sábado en Gdansk para analizar la actual situación polaca y manifestaron estar abiertos "a un entendimiento en que se preserve la identidad del sindicato". Los reunidos exigieron de las autoridades que "expresen claramente su disposición a crear las condiciones para las actividades legales de Solidaridad". Sólo la legalización del sindicato, prohibido por la Dieta (Parlamento) en octubre de 1982, permitirá que Solidaridad se sume a las reformas del país, según los sindicalistas.

Por otro lado, los líderes de Solidaridad protestaron por los despidos y otras represiones que sufren algunos de los obreros que participaron en las pasadas huelgas y pidieron una atmósfera propicia para las negociaciones.

El mero hecho de que haya podido celebrarse una reunión de la Comisión Nacional Ejecutiva de Solidaridad -considerada oficialmente como iegal y que en ocasiones anteriores conllevó para los reunidos detenciones, citaciones policiales y amenazas-, demuestra el margen de libertad que ha ganado la oposición polaca en los últimos meses.

Sin embargo, según fuentes de la oposición, en Silesia fueron despedidos 350 mineros por su participación en las protestas. En la factoría de Stalowa Wola, cerca de 50 personas, entre ellas hombres de más de 50 años, recibieron llamadas a unos ejercicios militares, medida considerada generalmente como un castigo por participar en las huelgas.

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