El camino de Birmania hacia la ruina

Durante un cuarto de siglo la autocracia birmana ha estado apostando alegremente por una mezcla única de aislacionismo centralizado y fervor ideológico budista, lejos de los tratados de economía de supervivencia, para llegar a un estado poscolonial en un improvisado rinconcito apartado.El Partido Birmano para el Programa Socialista (BSPP) deberá considerar las proposiciones del mando para un referéndum que sería la llave de una democracia multipartidista. Tristemente, parece demasiado tarde para lograr el éxito, que seguramente habría sido posible tan sólo unos pocos meses antes. El declive de...

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Durante un cuarto de siglo la autocracia birmana ha estado apostando alegremente por una mezcla única de aislacionismo centralizado y fervor ideológico budista, lejos de los tratados de economía de supervivencia, para llegar a un estado poscolonial en un improvisado rinconcito apartado.El Partido Birmano para el Programa Socialista (BSPP) deberá considerar las proposiciones del mando para un referéndum que sería la llave de una democracia multipartidista. Tristemente, parece demasiado tarde para lograr el éxito, que seguramente habría sido posible tan sólo unos pocos meses antes. El declive de Birmania evoca esas economías dependientes de las materias primas que producen, pero lo que hace especial a Birmania es su persecución de la independencia económica. Tras la independencia del Reino Unido, las perspectivas parecían espléndidas: una población manejable, tierra rica y fértil, y un envidiable conjunto de materias primas. En 1962, Ne Win tomó el poder en un golpe sin sangre. La supervivencia de su excéntrico partido unipersonal, el único en el Gobierno durante 26 años hasta agosto, estuvo acompañado por una ininterrumpida destrucción de la economía.

La lección real es que ningún país en esta época puede parar el mundo y bajarse, y esto es más complicado si además se demora el retorno al mundo. Lo duro es volver.

8 de septiembre

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