Cartas al director

Las acrobacias inútiles

Aplaudo su editorial Acrobacia mortal, del 31 de agosto, en el que se termina pidiendo al mismísimo Felipe González que suspenda la exhibición de acrobacia aérea prevista en la base de Zaragoza. El riesgo que supone sobrevolar multitudes es evidente. Y ustedes mismos ponen el ejemplo de sobrevolar un repleto estadio de fútbol. Es éste un ejemplo muy acertado, y es una pena que, por ahí, EL PAÍS no haya aprovechado para hacer extensiva su crítica y petición de prohibición de los vuelos de las peligrosas, inútiles e innecesarias avionetas- anuncio, que están continuamente sobrevolando pre...

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Aplaudo su editorial Acrobacia mortal, del 31 de agosto, en el que se termina pidiendo al mismísimo Felipe González que suspenda la exhibición de acrobacia aérea prevista en la base de Zaragoza. El riesgo que supone sobrevolar multitudes es evidente. Y ustedes mismos ponen el ejemplo de sobrevolar un repleto estadio de fútbol. Es éste un ejemplo muy acertado, y es una pena que, por ahí, EL PAÍS no haya aprovechado para hacer extensiva su crítica y petición de prohibición de los vuelos de las peligrosas, inútiles e innecesarias avionetas- anuncio, que están continuamente sobrevolando precisamente estadios de fútbol, plazas de toros, playas abarrotadas, conciertos multitud¡narios y otras grandes concentraciones humanas. Estas avionetas también vuelan a escasos 80 metros, y a veces menos, son mucho menos tecnificadas y costosas que los engendros militares criticados y, por consiguiente, han de ser menos seguras y tener menor mantenimiento y cuidados, y con toda probabilidad sus pilotos tienen menos experiencia que los militares; vuelan severamente lastradas con unos grandes cartelones, que las deben de hacer forzosamente más inestables. Por último, como agravante, sobrevuelan a millones de personas sin el consentimiento de éstas, al contrario que el público que acude voluntariamente a ver las exhibiciones militares. Y todo este riesgo para una cosa tan inútil e innecesaria como la exhibición de publicidad en el cielo, último reducto que nos quedaba a donde mirar sin encontrarnos con ella.Sólo pido dos cosas: a) que nuestras autoridades tomen ejemplo del celo con que las autoridades francesas combaten el vuelo sobre la ciudad de París de una sola avioneta, que lo hace una o dos veces por semana y cuando la ciudad está desierta, y b) que si no me hacen ni caso, como es previsible, y hay que esperar a que se produzca una tragedia para poner remedio a esta estupidez publicitaria, que las autoridades no tengan la desfachatez de ocupar los primeros bancos en el funeral por las víctimas.-

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