Cartas al director

Cachondeo

Ya me parece que esto es puro cachondeo. Airadas voces se alzan contra la programación televisiva de películas como Interior de un convento o contra la proyección en salas de cine de otras como La última tentación de Jesucristo. Todas ellas son voces dignísimas que claman en favor de la decencia, de la moral y del buen gusto, convirtiéndose en adalides de la lucha contra el pecado allí donde éste se encuentre.No obstante, estas purísimas voces no se alzan nunca cuando el pecado viene de manos del sacrosanto Rambo, del bienaventurado Conan o de la serie británica...

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Ya me parece que esto es puro cachondeo. Airadas voces se alzan contra la programación televisiva de películas como Interior de un convento o contra la proyección en salas de cine de otras como La última tentación de Jesucristo. Todas ellas son voces dignísimas que claman en favor de la decencia, de la moral y del buen gusto, convirtiéndose en adalides de la lucha contra el pecado allí donde éste se encuentre.No obstante, estas purísimas voces no se alzan nunca cuando el pecado viene de manos del sacrosanto Rambo, del bienaventurado Conan o de la serie británica Soldados. Entonces, esas voces albas sonríen beneplácitamente e invitan a sus hijos a que contemplen cuán hermosas son las cabezas cortadas y las ráfagas de metralleta, cercenadoras de vidas. Entonces, todo está bien. Entonces, se está ante un fenómeno social comprensible y, deseablemente, ampliable. Entonces nos hemos librado del pecado de la carne y la humanidad no debe temer que sus vástagos puedan llegar a ser, algún día, maravillosos amantes. Todo lo más, llegarán a ser perfectos asesinos.-

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