Helado francés en San Sebastián

Quiero denunciar públicamente un hecho vergonzoso que está ocurriendo últimamente con cierta frecuencia en el País Vasco.San Sebastián, 7 de agosto de 1988. Un joven de unos 15 años que pasea por la Concha se acerca a un puesto de helados y compra un bombón helado de marca francesa. Cuando se dispone a abrir el envoltorio, dos individuos de pocos más años que pasan a su lado le dicen: "¿No sabes que no hay que consumir productos franceses? Será mejor que tires ese helado". El joven, aturdido, intenta. replicar, pero antes de poder decir nada, uno de los individuos le ha quitado el helado, apla...

Quiero denunciar públicamente un hecho vergonzoso que está ocurriendo últimamente con cierta frecuencia en el País Vasco.San Sebastián, 7 de agosto de 1988. Un joven de unos 15 años que pasea por la Concha se acerca a un puesto de helados y compra un bombón helado de marca francesa. Cuando se dispone a abrir el envoltorio, dos individuos de pocos más años que pasan a su lado le dicen: "¿No sabes que no hay que consumir productos franceses? Será mejor que tires ese helado". El joven, aturdido, intenta. replicar, pero antes de poder decir nada, uno de los individuos le ha quitado el helado, aplastándolo contra el suelo. Entre la indiferencia de la gente, los dos individuos se alejan del lugar corno si no hubiera pasado nada.

Esto es sólo un ejemplo más del tipo de vilezas y cobardías que estamos pasando, ya por acción, ya por pasividad.

Cuando se está expuesto a la descalificación, a la agresión física incluso, cuando los brotes de violencia hacen la calle intransitable, aunque sea por breve tiempo, no es lícito hablar de democracia ni de libertad. Quizá no sea todo más que un problema cultural. Si desciende más (y bastante bajo está) el nivel de educación, descenderá el de libertad, y el temor el miedo, cuando no el terror, alimentarán cobardías e inhibiciones.-

Presidente fundador de la Fundación Cultura y Futuro.