Cartas al director

El caos sin dolor

Hablando el otro día con una amiga, comentábamos hasta qué punto la sociedad española de hoy desconoce el escándalo como tal. Llegué a la conclusión de que la palabra acabaría desapareciendo.Realmente, en este país de hoy ya nada nos afecta, o por lo menos les afecta. Hablamos de todo aquello que nos parecía escandaloso. Elena me hablaba del hambre en el mundo, y yo de la justicia en España, si es que todavía no se la llama injusticia. Hablamos de los presupuestos de defensa, el caso Etiopía, los jueces que mienten, los casos Nani o Escobedo.

En fin, entre breves interrupciones para tom...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Hablando el otro día con una amiga, comentábamos hasta qué punto la sociedad española de hoy desconoce el escándalo como tal. Llegué a la conclusión de que la palabra acabaría desapareciendo.Realmente, en este país de hoy ya nada nos afecta, o por lo menos les afecta. Hablamos de todo aquello que nos parecía escandaloso. Elena me hablaba del hambre en el mundo, y yo de la justicia en España, si es que todavía no se la llama injusticia. Hablamos de los presupuestos de defensa, el caso Etiopía, los jueces que mienten, los casos Nani o Escobedo.

En fin, entre breves interrupciones para tomar café, quizá la única excusa para no llorar, se planteó en el diálogo la pregunta "por qué". Nuestros razonamientos fueron similares: el entorno construido para el no pensar, la educación que no es sino una mera y mala formación profesional, una sociedad, en definitiva, que nos pretende felices en la ignorancia (seamos suaves). Y lo consigue muchas veces.

Y, por fin, el "qué hacer". Aparte de unas cuantas condicionales inseguras, con sus correspondientes puntos suspensivos, o mejor diría descolgantes, sólo hubo un silencio argumental. Un contraste casi insostenible. Unos minutos de vacío, tras la riqueza y la comunicación de tan sólo unos instantes antes. Tras la búsqueda desesperada e infructuosa de armas para lughar, decidí escribir esto. Nosotros acabamos hablando de amores. Habíamos sido víctimas una vez más del caos sin dolor.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Valladolid.

Archivado En