Tribuna:

El dinero no llega a los corros

Los mercados han dado marcha atrás en sus intenciones alcistas al no contar con el apoyo decidido de la inversión. La actividad se traslada a la tarde, una vez que las cotizaciones han quedado fijadas y se empiezan a conocer las noticias de otros mercados. El acento continúa puesto en Wall Street, un mercado que tampoco sabe bien hacia dónde dirigirse y espera cada semana a la publicación de un nuevo dato macroeconómico para actuar en consecuencia. Estos planteamientos tan a corto plazo no animan demasiado a los inversores particulares, y es por ello por lo que deciden permanecer atentos al de...

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Los mercados han dado marcha atrás en sus intenciones alcistas al no contar con el apoyo decidido de la inversión. La actividad se traslada a la tarde, una vez que las cotizaciones han quedado fijadas y se empiezan a conocer las noticias de otros mercados. El acento continúa puesto en Wall Street, un mercado que tampoco sabe bien hacia dónde dirigirse y espera cada semana a la publicación de un nuevo dato macroeconómico para actuar en consecuencia. Estos planteamientos tan a corto plazo no animan demasiado a los inversores particulares, y es por ello por lo que deciden permanecer atentos al desarrollo de la sesión y tan solo intervienen cuando un precio rebasa un punto en el que empieza a resultar interesante.El ambiente fue más negativo que en la jornada anterior, pues se ha generalizado la opinión de que esta tanda de sesiones no va a aportar muchas cosas positivas al mercado. El vencimiento del crédito del próximo viernes es uno de los elementos que preocupa a los inversores y por ello tratan de buscar valores que tengan expectativas propias a corto plazo o que no cuenten con operaciones a crédito acumuladas. La baja que registraron ayer los valores eléctricos es achacable, en principio, al temor a las operaciones de crédito pendientes.

Los valores bancarios acusaron la reacción del mercado en la jornada de apertura de la semana y mostraron un predominio total de saldos vendedores en sus operaciones por caja. Bilbao y Vizcaya bajaron diez enteros con unos restos vendedores menores que los del día anterior.

Al cierre se trataba de aparentar tranquilidad, algo nada dificil de conseguir ante la falta de presión del papel y algún que otro tanteo comprador muy aislado. Todo quedaba a la espera de la reacción del mercado norteamericano.

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