La guerra de los 'nietos' de Pablo Iglesias

Los militantes de UGT han tomado postura en el conflicto del metal a través de circulares internas

Los militantes y los dirigentes de UGT han tardado en reaccionar al desenlace del conflicto del metal, un capítulo más, aunque sin duda el más dramático, de la guerra entre los nietos de Pablo Iglesias. Las bases han rehuido pronunciarse sobre la destitución de Antonio Puerta y los 10 miembros de su ejecutiva, y se han limitado a manifestar que es un asunto interno de los metalúrgicos. Pero ese mutismo oficial se ha compensado con un cruce de escritos de adhesión en los que se ponen de manifiesto las irreconciliables diferencias de la familia socialista.

Esta semana las circulares inter...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los militantes y los dirigentes de UGT han tardado en reaccionar al desenlace del conflicto del metal, un capítulo más, aunque sin duda el más dramático, de la guerra entre los nietos de Pablo Iglesias. Las bases han rehuido pronunciarse sobre la destitución de Antonio Puerta y los 10 miembros de su ejecutiva, y se han limitado a manifestar que es un asunto interno de los metalúrgicos. Pero ese mutismo oficial se ha compensado con un cruce de escritos de adhesión en los que se ponen de manifiesto las irreconciliables diferencias de la familia socialista.

Esta semana las circulares internas del sindicato han funcionado como nunca, con acusaciones tan duras como las que contiene el escrito de Manuel Garnacho al conjunto de su federación. En el se analiza la situación creada en el metal. El secretario general de la Construcción afirma que "la excesiva tolerancia de la ejecutiva confederal con compañeros y organizaciones que han adoptado públicamente posturas contrarias a las decisiones mayoritarias ha permitido que se llegue a los extremos a que se ha llegado". Y recuerda, por ejemplo, la recogida de firmas a favor de la permanencia de España en la OTAN, acuerdos sectoriales contrarios a la política de la confederación, o descalificaciones públicas de la actitud de UGT frente a la política económica y social del Gobierno.

Llamada a la disciplina

Manuel Garnacho, como han hecho otros dirigentes ugetistas, denuncia las injerencias del PSOE en los asuntos del sindicato socialista y pide a sus militantes y cuadros "coherencia interna y disciplina como el mejor antídoto contra cualquier intento de penetración o ruptura". Asimismo manifiesta su deseo de que el comité confederal debata en profundidad las causas y consecuencias de la situación creada en el metal que, a sujuicio, está dañando al conjunto de la central obrera.El Comité Confederal de UGT, máximo órgano de decisión entre congresos, convocado para los días 22 y 23 de abril, es la primera ocasión que los cuadros de la central van a tener para analizar lo que está pasando en la organización. Varios responsables de federaciones aprovecharán este foro para manifestar su malestar por no haber sido informados del desarrollo del conflicto del metal, y algunos, como Justo Fernández, lejos de estar identificados politicamente con Antonio Puerta, piensan manifestar su desacuerdo con que la máxima dirección del sindicato, la ejecutiva confederal, haya anulado un congreso por irregularidades limitadas a Barcelona y a la empresa Seat, como así ha reconocido Antón Saracíbar. Una opinión extendida es que el aplazamiento del congreso del metal supone un desgaste inútil para el conjunto del sindicato y da más margen al PSOE para maniobrar en las bases. De momento ya se han detectado "movimientos" contra los dirigentes de las uniones de Cataluña, Valencia y Sevilla y continúa el de Químicas, los dos primeros promovidos desde el partido y los otros dos por los redondistas.

Si el congreso del metal se celebra en el próximo mes de septiembre, como ha afirmado el presidente de la gestora del metal, Antón Saracíbar, son cinco meses para que la situación en las fábricas se deteriore peligrosamente. Los enfrentamientos ya afectan también a los militantes, y algunos han empezado a posicionarse.

Las secciones sindicales de empresas afectadas por procesos de reconversión han dirigido escritos a Antón Saracíbar solicitándole que mantenga como responsables de las negociaciones en curso a los miembros de la ejecutiva destituida. Así lo han expresado hasta el momento los cuadros ugetistas de las empresas de bienes de equipo, del acero especial, naval, grupo Inespal, Marconi y el sector del acero común.

Otros telegramas han sido remitidos también a Nicolás Redondo y Antón Saracíbar posicionándose a favor o en contra de la decisión tomada por la ejecutiva confederal.

También han recibido comunicados de apoyo los sancionados, entre ellos los dirigidos por los responsables de las federaciones de la tierra y alimentación, que se unen a las públicas muestras de solidaridad de Matilde Fernández, secretaria general de Químicas.

La federación de jubilados, con la máxima cautela, como siempre ha actuado, ha decidido el pasado martes no inmiscuirse en los conflictos. Dado que sus militantes proceden de todas las federaciones, no piensan alinearse con ninguna de las partes. José González Mora, su secretario general, entiende que su misión debe ser la de pacificadores, y "no queremos echar leña al fuego". Su actuación se limitará al seno interno de la organización y colaborarán en que cicatricen las heridas abiertas en la familia socialista.

El responsable del Sindicato de Banca, Justo Fernández, recuerda ahora el consejo que dio hace meses a Nicolás Redondo: "Hay que plantear la batalla en el PSOE y en el congreso del partido, porque si no la guerra se trasladará al sindicato". No se le hizo caso y los hechos le están dando la razón. La familia socialista está inmersa en una guerra fratricida, con una pelea de todos contra todos y que ha adquirido una especial crudeza en el seno de UGT, con adversarios que en otros tiempos han trabajado por el mismo modelo de sindicato y con alianzas impensables hace años.

Lito no es la alternativa

Una historia interminable iniciada en septiembre de 1983, cuando se empezaron a decantar los impregnados por el realismo que aporta la cercanía al poder y los vigilantes de la ortodoxia, y cuyo penúltimo capítulo se ha cerrado, cuando precisamente se procede a celebrar los primeros 100 años de la UGT, con la destitución de 11 dirigentes, decisión que no tiene antecedentes, y la sanción impuesta, para compensar, al dirigente minero Antón Saavedra.La federación de la minería lleva más de ocho años sin celebrar congreso. El último aplazamiento fue hace dos años, a causa de violentos enfrentamientos entre los partidarios de Saavedra y José Angel Fernández Villa, dirigente minero y a su vez miembro de la ejecutiva del PSOE. Antón Saavedra está convencido de que con él se ha querido compensar la dureza con la que se ha procedido con Puerta y se considera víctima de la ley del equilibrio que rige en política.

Saavedra, inhabilitado durante cuatro meses en su cargo por la Comisión Confederal de Conflictos, declaró ayer en Asturias que "voy a aportar un kilo de documentos que van a mandar a la cárcel a algún dirigente de la ejecutiva del PSOE que también es militante de UGT", en clara alusión, aunque no lo citó expresamente, a José Ángel Fernández Villa, informa Mario Bango.

Saavedra también dijo ayer que Nicolás Redondo "tiene el enemigo en casa", y que "desde hace año y medio sufre una campaña de acoso y derribo". Añadió que "el Gobierno y el PSOE pretenden convertir a la UGT en un sindicato amarillo, pero está por ver si lo consiguen". Por último, Saavedra aseguró que "Manuel Fernández Lito no será el sustituto de Antonio Puerta", y añadió que sabe quién es el verdadero candidato, pero que no daría a conocer el nombre.

Debate en el comité

En el Comité Confederal todos estos argumentos se repetirán, así corno las contradicciones que se han dado en el conflicto del metal. Justo Fernández y Matilde Fernández, desde posiciones sindicales divergentes, coinciden en afirmar que si este era un tema interno de una federación y una ejecutiva muy contestada, lo lógico era que se les hubiera permitido debatir la gestión.El encargado de responder públicamente de los pasos dados es Saracíbar, sobre quien han recaído las tareas más desagradables. La impresión generalizada es que "se ha quemado" como candidato a suceder a Nicolás Redondo. José María Zufiaur ha sabido quedarse al margen de todos los conflictos y hasta sus antiguos detractores del PSOE y la UGT le reconocen como alternativa.

Las decisiones se han tomado por unanimidad pero al menos tres miembros de la ejecutiva confederal han comentado "que es una barbaridad" lo que se ha hecho con el metal.

Ahora la celebración del Primero de Mayo y del centenario de UGT, a los que ha sido invitado Felipe González, se van a resentir. La ejecutiva del PSOE, en su reunión del martes, trató el tema después de hacer un análisis de la destitución de Puerta y la ejecutiva del metal. Los ánimos estaban tan caldeados que alguien más sereno apuntó que era mejor decidir la respuesta a la invitación en una reunión posterior.

Archivado En